viernes, 15 de enero de 2010

EL RECTOR MAYOR MOVILIZA A LA FAMILIA SALESIANA EN TODO EL MUNDO A FAVOR A DE HAITÍ




 “Se me quebranta el corazón al conocer la magnitud de la devastación, sufrimiento, muerte y desesperación que ha dejado tras de sí el terremoto”, son las palabras del Rector Mayor de los salesianos, don Pascual Chávez, al superior de los salesianos en Haití nada más conocer la tragedia en Haití.

Hasta el momento, sabemos que ha fallecido un salesiano del colegio Don Bosco de Puerto Príncipe, otros están heridos y quedan aún algunos desaparecidos. La preocupación se centra ahora en unos 200 alumnos que están bajo los escombros del colegio y los esfuerzos de salesianos y equipos de rescate se centran en el rescate de estos muchachos. Otros colegios y parroquias de la ciudad han sufrido gravísimos daños, así como otros centros de ciudades cercanas a Puerto Príncipe.

Los salesianos tienen en Haití once obras, entre colegios de educación primaria, centros de formación profesional, casas de acogida para chicos de la calle, internados y parroquias. Obras de educación y promoción entre los más desfavorecidos, atendidas por unos cincuenta religiosos.

El Rector Mayor de los Salesianos, en una carta dirigida al superior salesiano en Haití, señala que “te quiero expresar mi cercanía, la del Consejo General y la de toda la Congregación, que se estrecha a Ustedes compartiendo el dolor y la esperanza. Por medio del P. Vaclav Klement (Consejero General para las Misiones) hemos movilizado las Procuras para activar la ayuda inmediata. Por favor haznos saber lo que más necesitan y trataremos de responder en seguida”.


Además, Pascual Chávez explica que “ahora es el momento de arremangarse las mangas, como hiciera Don Bosco con sus jóvenes del Oratorio de Valdocco, y ayudar a quienes más lo necesiten. Es preciso organizar la ayuda para hacer sentir la cercanía de Dios y llevar esperanza”.

Para concretar esta ayuda, Misiones Salesianas de Madrid se ha puesto en marcha, desde el primer momento, para acudir en ayuda de los damnificados en este terremoto. Se ha abierto una cuenta específica en el para recibir donaciones:



Banco Popular



Titular: Misiones Salesianas - Ayuda Haití



CCC: 0075 0001 85 0607077059



Por otra parte, Misiones Salesianas (www.misionessalesianas.org) ha paralizado la campaña de recogida de fondos mensual, que iba a salir en esta semana, para hacer una campaña entre los más de ochenta mil donantes habituales específicamente destinada a Haití.

El Consejero General salesiano para las misiones Václav Klement está coordinando a las Procuras de Misiones (centros de captación de fondos y animación misionera) y al Don Bosco Network, red que agrupa a las ONGD salesianas, para canalizar todas las ayudas hacia Haití. También se están recibiendo la disponibilidad de voluntarios y salesianos que se ofrecen para ir al país caribeño. Por la proximidad con el país afectado, la Procura misionera salesiana de New Rochelle, en Nueva York, está coordinando la llegada y envío de ayudas a la zona afectada por el terremoto.

Algunos salesianos estadounidenses están intentando llegar a Puerto Príncipe para establecer contacto con los salesianos haitianos, y van provistos de teléfonos vía satélite para poder mantener contacto con el exterior y organizar de forma adecuada la llegada de recursos, tanto materiales y económicos como humanos, de toda la Familia Salesiana. También los salesianos de la vecina República Dominicana están intentando llegar a Puerto Príncipe.

jueves, 14 de enero de 2010

HAITÍ




Son desoladoras las imágenes de las víctimas del Terremoto que  llegan desde Haití. Víctimas que siguen creciendo por momentos.  La FAMILIA SALESIANA también ha sido gravemente afectada.
Es estremecedor pensar en el sufrimiento de todas las personas que se cuestionan si sus familiares pueden estar vivos bajo los escombros. La ESPERANZA, como siempre, es lo último que se pierde y, a pesar de la fuerza de la naturaleza, queda encendida su pequeña llama, a expensas del milagro que procede únicamente de Dios.

La ayuda no se ha hecho esperar, aunque en este momento toda ayuda es poca. Pero junto a lo que se pueda aportar materialmente: comida, ropa, medicina, dinero (las organizaciones insisten en que no es necesario aportar grandes cantidades de dinero, «dos o tres euros pueden ser suficientes, pero es necesario ayudar a los que se han quedado sin nada»).   Junto a todo esto, -que urge-, hay que invocar a Dios con nuestras oraciones y clamar por cada uno de los que se han quedado sin voz, asustados ante la incertidumbre de lo que será su vida a partir de ahora.

Cada vez que ocurren hechos de éste tipo, paralelamente a la tristeza que produce, a la impotencia que se siente, nos empecinamos  en encontrar la voz de Cristo llamándonos a espabilarnos, a saberlo ver en todo y en todos, a desprendernos de tanta hipocresía, maldad, envidias y mediocridades y apostar por la vida y por el Amor como centro de nuestra existencia y de éste planeta, que parece caminar desorientado, como si le hiciera falta volver a tomar su rumbo.
Es evidente que hoy, la dulce mirada de MARÍA AUXILIADORA, está dirigida a todas esas personas y con su manto azul  no hace más que cubrir a los heridos y enfermos, a los que quedaron sin ropa, desnudos mientras la tierra se abría.
A Ella, que tiene el valor y la fuerza que a nosotros nos falta, le encomendamos  a los hermanos de ésta otra parte del mundo, a los que hoy sentimos tan cerca.




¿CÓMO AYUDAR A NUESTROS HERMANOS DE HAITÍ?

  • MENSAJE DE TEXTO CON LA PALABRA PLAN AL NÚMERO 25152



  • DONATIVO A MISIONES SALESIANAS O TRAVÉS DE LA ADMA LOCAL                        CCC: 0075-0001-85-0607077059  (TITULAR:  MISIONES SALESIANAS-AYUDA HAITÍ)

sábado, 9 de enero de 2010

HIMNO DE LA SABATINA DEL 9 DE ENERO


Te tengo entre mis brazos.
Me conmueve ver tu frío,
la desnudez de tu llanto
como la lluvia en un río.
Me duele sentirte frágil,
tan pequeño y desvalido.
Suplicantemente huérfano
a la vera del camino:
un misterio a la intemperie,
abandonado y perdido.
¿Será verdad que yo tengo
entre mis brazos un niño?
Y se me anegan los ojos
casi del mismo rocío.
La carne se colorea
de un rubor reconocido.
Mi ser se estremece entero
en sus cimientos íntimos.
La carne se torna rosa
y orgullo recién nacido.
Miro mi sangre en tu sangre.
Grita la fe del instinto,
mientras te aprieto en el alma:
¡Hijo mío y Dios mío! Amén.

miércoles, 6 de enero de 2010

ENERO: MES DE DON BOSCO




Avanza el mes de enero y se acerca la fiesta de Don Bosco. Celebrar a nuestro padre es también disponer el corazón para vivir como él y hacer nuestras sus grandes intuiciones espirituales y apostólicas. Esa es la tarea que tenemos por delante y el compromiso que todos nosotros asumimos cada día: ser fieles, con creatividad, a la herencia carismática que el santo de los jóvenes nos ha dejado.
Cuenta el mismo Don Bosco en las Memorias del Oratorio que una tarde lluviosa del mes de mayo (quizás del 1847), un joven de unos quince años se presentó en su casa completamente empapado de agua: “No tengo nada y estoy completamente solo” le dijo, mientras Mamá Margarita trataba de secarle las ropas. Don Bosco, reconoce él mismo, “estaba conmovido”. La respuesta que brotó de su corazón de padre, aún en la penuria de aquel tiempo, no fue otra que “hacerle hueco”: “Quédate”.
Creo que en aquel primer “quédate” podemos descubrir toda la fuerza de un corazón grande y magnánimo que ha comprendido que el amor no entiende de medidas ni de evasivas. Como el samaritano protagonista del relato evangélico, Don Bosco no dio un rodeo; no se apartó del camino; no buscó excusas ni apretó el paso para pasar de largo. Solo abrió la puerta para que aquel muchacho pudiese entrar: “Quédate”.
Y después vinieron muchos más “Quédate” pronunciados con una sonrisa y una mano abierta y solidaria que invitaban siempre a la esperanza. ¿Cuántas veces se repetiría aquella misma escena?
Hemos de aprender de Don Bosco a decir “Quédate”; o lo que es lo mismo: me importas mucho, aquí estoy, cuenta conmigo. Mirando a nuestro padre, hemos de saber expresar también nosotros, como él, la bondad y la cercanía del que no pasa de largo, mira con compasión la realidad y se implica en ella a fondo aunque eso suponga “complicarse” más la vida.
Decir “quédate” a los hermanos es abrir la puerta de la fraternidad para compartir, para disculpar, para comprender, para acompañar. Sin pasar de largo.
Decir “quédate” es cruzar la línea de la indiferencia para ganar el corazón desde la cercanía, la paciencia y el cariño. Sin pasar de largo.
Decir “quédate” a los que nos piden una mano o llaman a nuestra puerta en una tarde lluviosa es estar siempre dispuestos a poner al otro en primer lugar, a tender la mano de la amistad, a tener a punto el fuego de la acogida, a encontrar siempre un lugar para poder calentar el alma, a veces tan al aire, de los que se encuentran a la intemperie. Sin pasar de largo.
Don Bosco no dio rodeos. Su corazón, tan grande como las arenas de las playas, fue siempre el hogar de cuantos se acercaron a él buscando un poco de calor. En este mes de Don Bosco, preparar su fiesta es asumir en el día a día el compromiso de saber decir “quédate” siempre que alguien llame a nuestra puerta aterido de frío. ¡Ojalá siempre le abramos!

LOS SANTOS REYES



Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Reyes que venís de Oriente
al Oriente del sol solo,
que más hermoso que Apolo
sale del alba excelente.
Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
No busquéis la estrella ahora,
que su luz ha oscurecido
este sol recién nacido,
en esta Virgen Aurora.
Ya no hallearéis luz en ellas,
el niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.
Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.
Aquellas lágrimas bellas,
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.

6 de Enero: LA EPIFANÍA DEL SEÑOR



¡Oh Reyes Magos benditos,
pues de Dios sois tan amados,
sed mi guarda y abogados!

Sed mi guarda en este suelo
porque en sus lazos no caiga
y abogados en el cielo
porque a veros allá vaya;
porque por vosotros haya
gran perdón de mis pecados,
sed mi guarda y abogados.
Tanto quiso Dios amaros
por vuestro merecimiento
que le plugo revelaros
su sagrado nacimiento;
pues le tenéis tan contento
y con Él sois tan privados,
sed mi guarda y abogados.
Vinisteis desde Oriente
a adorar al Rey divino
con aquel alto presente
para quien de Él era digno;
caminasteis de continuo
por una estrella guiados,
sed mi guarda y abogados.
Sirviénronle los pastores
por Pastor de tantas greyes
y vosotros mis señores,
por mayor Rey de los reyes;
pues del Dador de las leyes
sois tan queridos y amados,
sed mi guarda y abogados. Amén.