MADRE DE LOS QUE SUFREN
Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a Ti.
Nos dejamos alcanzar por tu dulcísima mirada y recibimos la consoladora caricia de tu sonrisa.
Custodia nuestra vida entre tus brazos: bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostiene e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad.
Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y los pobres, por los excluidos y los que sufren, por los pecadores y los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entrégalos a todos a tu dilecto Hijo, el Señor nuestro Jesús.
Amén.
Acto de consagración a la Virgen de Fátima,
al final de la Misa con ocasión de la Jornada mariana,
Plaza de San Pedro, 13 de octubre de 2013