lunes, 14 de septiembre de 2009

NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DE LOS DOLORES (15 DE SEPTIEMBRE)


¿Habrá dolor más intenso

que tu dolor dolorido?,

¿habrá, Señora, un gemido

más soledoso y más denso

que el que te enluta, hondo y tenso,

de morada y negra toca?

¡Oh turba que pasáis loca,

hijas de Jerusalén,

mirad la bondad sin bien:

mojad con huel vuestra boca!


¿No son más blandas las piedras

y más compasivo el cielo

que mi corazón sin duelo,

cuándo tú, como las hiedras,

junto a la cruz no te arredras

de ahogarte en esos oleajes

de hiel? Obscuros celajes

envolvían el Calvario,

y Tú eras, Madre, el sudario

de aquel diluvio de ultrajes.


Dame ese llano bendito

para llorar mis pecados;

dame esos clavos clavados,

esa corona, ese grito,

ese puñal, ese escrito,

y esa cruz para loarte,

para ungirte y consolarte,

oh Virgen de los Dolores,

para ir sembrando de flores

tu vía crucis parte a parte. AMÉN
EN NUESTRA PARROQUIA ACOMPAÑAREMOS A NUESTRA DOLOROSA, EN SU MEMORIA LITÚRGICA, A LAS 7 DE LA TARDE CON EL REZO DEL SANTO ROSARIO

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (14 DE SEPTIEMBRE)


Oh Señor, que en tu cruz has salvado al mundo, nosotros te reconocemos como el amigo y liberador de los hombres. A pesar de nuestra miseria y nuestro pecado, no te traicionaremos como Judas, sino que como el buen ladrón te pedimos: ¡Acuérdate de nosotros, Señor, en tu reino! No mires nuestra indignidad. Enséñanos con amor elocuente a seguirte siempre en tu camino, a tomar contigo la cruz de cada día. Tú que eres Dios y vives y reinas por los siglos de los siglos. AMÉN.
EN NUESTRA PARROQUIA DE POZO DEL CAMINO HABRÁ SANTA MISA HOY A LAS 7 DE LA TARDE

SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA


Esta festividad fue instituida con el objeto de que los fieles enconmienden a Dios, a través de la intercesión de nuestra Madre la Santísima Virgen, las necesidades de la Iglesia. Por primera vez se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513 en la ciudad española de Cuenca. Desde ahí se extendió por toda España, y en 1683 el papa Inocencio XI la admitió en la Iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio de Viena y la derrota de los turcos. La gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.