La Congregación salesiana se moviliza para atender a miles de personas en Haití
Las personas que deambulan sin hogar, los huérfanos y la escolaridad -partida en dos a raíz del terremoto- son los tres graves problemas más preocupantes hoy en Haití.
Los salesianos, con una presencia muy significativa en el país, están organizando la ayuda repartida, proveniente de todos los lugares del mundo, desde Santo Domingo
Los problemas en Haití van evolucionando y transformándose. De las muertes, la destrucción y los heridos, se está pasando al hambre, al ingente número de huérfanos y de personas sin hogar. Poco a poco, el polvo de los edificios derrumbados, que lo cubría todo, va disipándose, y el panorama que deja ver es desolador, en un país que ya de por sí vivía en la miseria.
Los salesianos tienen una larga historia en Haití. En todo el país, cuentan con 11 casas, de las que 5 se encontraban en la zona más afectada, que han resultado destruidas casi por completo.
Como en el resto del mundo, la Congregación salesiana vive volcada en la educación de los niños y jóvenes, mediante escuelas, centros de formación profesional, centros juveniles y oratorios. En el caso de Haití, el terremoto se llevó por delante la vida de 3 salesianos, y de 500 niños y jóvenes que se encontraban en un centro de formación profesional. Tan sólo imaginarse tal masacre bajo los escombros de un colegio ya pondría los pelos de punta a cualquiera, pero los salesianos reconocen que, a esta cifra, debe sumarse la de los niños que pasaban de manera informal por centros juveniles y oratorios, y de la que no tienen noticia alguna. «Y probablemente no la tengamos nunca, pues en Haití no existen prácticamente registros de población», afirma el padre salesiano Víctor Pichardo, Superior de la Inspectoría de las Antillas, desde la República Dominicana. «Un desafío inmenso», reconoce el padre Víctor, al que se enfrenta la Comunidad Internacional, y de manera especialmente intensa, la Iglesia, de la mano de las Congregaciones allí presentes.
«Nosotros estamos recibiendo ayuda de la Congregación salesiana de diferentes partes del mundo, como España, Italia, Alemania... -afirma el padre Víctor-. El Rector Mayor nos ha pedido a los salesianos de Santo Domingo que hagamos de puente para ordenar y hacer llegar las ayudas que nos van llegando. Ya hemos entrado en varias ocasiones a Haití para llevar camiones de alimentos, medicinas, agua, combustible...» La ayuda internacional, reconoce, «empieza a disminuir». En realidad es algo que se esperaba. Los medios de comunicación se vuelcan sobre la tragedia con ímpetu, provocando un aluvión de generosidad, que va decreciendo al mismo tiempo que decrece el espacio que le dedican a Haití los medios de comunicación.
Mientras tanto, los terrenos en los que se encontraban ubicados los colegios, o las misiones salesianas, se han habilitado como pequeños campos de refugiados temporales, mediante tiendas de campaña. La gente acude allí a cobijarse, conscientes de que serán atendidos y se les proporcionará agua y alimentos, como sucede en uno de los colegios, que alberga a más de 3.000 personas.
A partir de esta realidad, el padre Víctor ve claramente tres problemas fundamentales, que comienzan a abordarse precisamente por esta solución temporal de las tiendas de campaña, pero parece prolongarse mucho más de lo deseado. «Una vez que va pasando el drama de la pérdida de los seres queridos, vemos el grave problema de la gente sin hogar. Encontramos a muchas personas deambulando por las calles, y otras muchas que han ido a refugiarse al campo, a casa de familiares. No hay refugios preparados con cierta salubridad y seguridad, no hay nada... Se hace necesario, al menos, la reconstrucción inmediata de edificios, o al menos un lugar digno para la población».
Por otro lado, está el problema de los huérfanos: «Vamos a tratar de identificar a todos los huérfanos que han quedado en las zonas de las misiones salesianas. Hay que hacer estadísticas, estudios, acercamientos... Pienso que la solución no es, como se está barajando en algunos lugares, sacar a los niños de Haití y llevárselos. Creo que no deben desarraigarlos de su nación, sino intentar ayudarlos dentro de su país».
El tercer grave problema que están contemplando es la educación. Los medios de comunicación se han hecho eco ya del grave peligro de secuestro que corren los niños que vagabundean por la calle, sin poder ir a la escuela ni a ningún centro que los acoja. «¿Qué podemos ofrecer los salesianos?», se pregunta el padre Víctor. «Ésta es nuestra grave preocupación. ¿Los traemos, aunque sea para darles clases en carpas, para que no pierdan el año? Debemos entretenerlos como sea, para que no estén en la calle. Es un asunto que nos preocupa muchísimo».
Fotografías del antes y del después de varios
colegios de Salesianos en Puerto Príncipe.
En ellas se puede apreciar la destrucción de los edificios,
y cómo cientos de personas sin hogar son acogidas en los terrenos de los colegios.
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Titular: Misiones Salesianas - Ayuda Haití
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