María, cuyo nombre como conjunro santo
ahuyenta con espanto la saña de Luzbel,
escríbeme en el pecho tu nombre omnipotente,
porque jamás intente aposentarse en él.
María, soberana de cuanto el orden encierra,
rocío de la tierra, estrella de la mar,
tu nombre misterioso será el fanal tranquilo
que alumbrará el asilo de mi terreno hogar.
María, cuyo nombrer es fuente de pureza
que lava la torpeza del frágil corazón;
tu nombre será el agua que el mío purifique
de cuanta en él radique maligna inclinación.
Amén.
IMAGEN: AGRADECEMOS EL MONTAJE A EMILIO JESÚS LÓPEZ MAESTRE