HIMNO DE LAUDES
Ya miran las mujeres de la aldea
los signos de primicias maternales
que surgen en la joven galilea,
sin ciertas relaciones conjugales.
María ve el peligro, pero calla.
Confía en el Señor, sigue adelante,
pasivamente con su fe batalla
sufriendo la calumnia amenazante.
Principio de dolor que fue predicho,
soporta los murmullos de la gente,
ya desde el vientre su Hijo es contradicho
y Ella medita en ello largamente.
María, la mujer... Mujer que es madre.
Tú llevas la grandeza del divino,
humilde y puro ser que nos dio el Padre.
No sabes, no comprendes el destino
del ser que se genera, en el que esperas,
y es Rey de la Creación, y es el Camino. Amén.
HIMNO DE VÍSPERAS
Mujer en flor, pensada y concebida
por un Amor que ignora polvo y muerte,
que da al hombre su fuego dulce y fuerte,
y no conoce ni ocaso ni medida.
Hija de Dios, plasmada y redimida
por manos que palparon tiene inerte
y dando a luz al mundo para verte,
le infundieron el gozo de la vida.
Amada, predilecta y toda pura,
el Padre te escogió como una rosa,
vistiéndote de gloria y hermosura.
Y Él mismo te forjó Madre y Maestra,
fruto de eterno Amor, Mística Esposa,
Madre de Dios y dulce AUXILIADORA nuestra.
Amén.
CUANDO SE CUMPLIÓ EL TIEMPO,
ENVIÓ DIOS A SU HIJO, NACIDO DE UNA MUJER
Que la naturaleza salte de gozo y que exulte todo el género humano, porque también las mujeres son honradas. Que la humanidad forme un coro de danza: Allí donde creció el pecado, más desbordante fue la gracia. La Santa Madre de Dios nos ha reunido aquí, la Virgen María, tesoro purísimo de la virginidad, paraíso espiritual del segundo Adán, lugar de unión de las dos naturalezas, lugar de intercambio en el que se ha concluido nuestra salvación, ´cámara nupcial en la que Cristo se ha desposado con nuestra carne. Ella es la zarza espiritual que el fuego del nacimiento de un Dios no ha podido quemar, la nube ligera que nos ha traído a aquel que tiene su trono sobre los querubines, el vellón purísimo que ha recibido al rocío celestial...
María, esclava y madre, virgen, cielo, puente único entre Dios y los hombres, telar sobre el cual se tejió la túnica de la encarnación, en el que la unión de las dos naturalezas fue admirablemente confeccionada; el Espíritu Santo ha sido el tejedor de tal maravilla.
Por amor a nosotros, el que por naturaleza es incapaz de sufrir se expuso a numerosos sufrimientos. Cristo no llegó a ser Dios poco a poco; ¡de ninguna manera! Sino que siendo Dios, su misericordia hacia nosotros le impulsó a hacerse hombre, tal como nos lo enseña la fe. No predicamos a un hombre que llegó a ser Dios, sino que proclamamos a un Dios hecho carne. Escogió por madre a su esclava, Él que por naturaleza no conocio madre y que, sin padre, se encarnó en el tiempo.
SAN PROCLO DE CONSTANTINOPLA
FOTOGRAFÍAS: IMÁGENES DE LAS VÍSPERAS Y DE LA SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS