NO VIÉRAMOS EL ROSTRO AL PADRE ETERNO
ALEGRE, NI EN EL SUELO AL HIJO AMADO
QUITAR LA TIRANÍA DEL INFIERNO,
NI EL FIERO CAPITÁN ENCADENADO;
VIVIÉRAMOS EN LLANTO SEMPITERNO,
DURARA LA PONZOÑA DEL BOCADO,
SERENÍSIMA VIRGEN, SI NO HALLARA
TAL MADRE DIOS EN VOS DONDE ENCARNARA.
QUE AUNQUE EL AMOR DEL HOMBRE YA HABÍA HECHO
MOVER AL PADRE ETERNO A QUE ENVIASE
EL ÚNICO ENGENDRADO DE SU PECHO,
A QUE ENCARNANDO EN VOS LE REPARASE,
CON VOS SE REMEDIÓ NUESTRO DERECHO,
HICISTEIS NUESTRO BIEN SE ACRECENTASE,
ESTUVO NUESTRA VIDA EN QUE QUISISTEIS,
MADRE DIGNA DE DIOS, Y ANSÍ VENCISTEIS.
NO TUVO EL PADRE MÁS, VIRGEN, QUE DAROS,
PUES QUISO QUE DE VOS CRISTO NACIESE,
NI VOS TUVISTEIS MÁS QUE DESEAROS,
SIENDO EL DESEO TAL, QUE EN VOS CUPIESE;
HABIENDO DE SER MADRE, CONTENTAROS
PUDIÉRADES CON SERLO DE QUIEN FUESE
MENOS QUE DIOS, AUNQUE PARA TAL MADRE,
BIEN ESTUVO SER DIOS EL HIJO Y PADRE. AMÉN.
Imagen de María Auxiliadora de Sevilla (Trinidad)