Azucena sin mácula, esencia perfumada
de jardines divinos,
venida cual paloma que busca rama verde
donde posar su nido.
Coronada de albura en el limpio pudor
de tus pétalos tímidos,
en tu corola guardas el beso de la aurora
y del casto rocío.
Cándida sugerencia de efluvíos de otros mundos;
purísimo suspiro
en la tarde serena de azules celosías,
arrobamiento místico.
Posa tus tenues labios, de transparencia angélica
y albor diamantino,
en el fresco y perenne manantial de los sueños,
como beso de niño.
Y exhala, del ebúrneo incensario de tu boca,
en materno delirio,
el blanquísimo armiño de tus frágiles hojas,
la luz de tus pistilos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
IMAGEN DE Mª AUXILIADORA DE UTRERA (SEVILLA), ENVIADA POR EL PROPIO SAN JUAN BOSCO.
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