lunes, 22 de agosto de 2011

SANTA MARIA VIRGEN, REINA




El pueblo cristiano, movido de un certero instinto sobranatural, siempre reconoció la dignidad regia de la Madre del "Rey de reyes y Señor de señores".  Al ser Madre de Dios, María se vio adornada por Él con todas las gracias.  Fue constituida Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y de los ángeles.  Es tan Reina poderosa como Madre cariñosa. 

 Esta fiesta litúrgica fue instituida por Pío XII, y se celebra ahora en la octava de la Asunción para manifestar claramente la conexión que existe entre la realeza de María y su asunción a los cielos.  La piedad del medioevo fue la que comenzó en Occidente a saludar con el título de Reina a la Santísima Virgen Madre de Dios, invocándola con las palabras: 

SALVE, REINA; AVE, REGINA CAELORUM; REINA CAELI, LAETARE







HIMNO DE LAUDES

Vienes del trono de David profeta
y, radiante de luz, gloriosa brillas
y, en carro de querubes, te levantas,
Virgen María.

Recibes en tu seno inmaculado
al Hijo de quien eres sierva e hija;
Dios en tu vientre virginal se humana,
Virgen María.

Tú misma adoras, en tu casto seno,
a quien el cielo adora de rodillas
y a quien pedimos la celeste gloria,
Virgen María.

Danos, Señor y Padre de las luces,
que vives en eternas alegrías,
habitar con la Reina de los cielos,
Virgen María.  Amén.





MEDITACIÓN:  MARÍA QUIERE SER RECONOCIDA COMO REINA

La Santísima Virgen también quiere ser reconocida como reina.  Y porque lo quiere, ha ejercido su poderío y sabiduría reales.  La Santísima Virgen es realmente la gran Misionera, Ell ha obrado milagros de gracia.  Ésta fue siempre mi secreta esperanza y seguirá siéndolo mientras mantengamos la fidelidad a Ella.  Abran los libros de historia de la Iglesia y lean lo que hay escrito sobre el cristianismo primitivo:  Cristo demostró su divinidad por medio de milagros.  El Señor prometió a los apóstoles que andarían sobre escorpiones, y éstos los hes harían daño.

Me parece que Dios quiere probar de modo semejante la divinidad de la Obra; allí donde Él crea algo grande, por medio de su poderosa intervención, cada vez lo hace en forma original y adecuada.  Ha demostrado su poder entre nosotros formando hombres nuevos en el espíritu de nuestra misión.  Y así lo seguirá haciendo.  Éstos son los milagros que siempre he esperado.  De esto estoy tan convencido que siempre lo repito, también en medio de las dificultades más grandes:  ¡Ella se glorificará!  ¡Y ya se ha glorificado!  Ella fue quién aducó a todas esas figuras heroicas, que se mostraron como tales en tiempos difíciles.

Sí, son realmente héroes los que están ante nosotros.  Y Ella es la gran Misionera.  Ella realizó los milagros.  Lo mismo vale, si pienso en las hermanas o en los sacerdotes.  La Santísima Virgen se mostró de forma espacialísima como Madre de Gracias.


JOSÉ KENTENICH
Sacerdote alemán, fundador del Movimiento de Schoenstatt (1885-1968)








HIMNO DE VÍSPERAS

De hermosas contradicciones
te vemos, Reina, adornada,
muy mujer para divina,
muy celestial para humana.

Con admiración, en ella
se ve la ley derogada,
muy humilde para Reina,
muy exenta para esclava.

Por su caudillo la tienen
las celestiales escuadras,
para combatir muy tierna,
para niña muy armada.

La dignidad de que goza
con su modestia batalla,
para mandar muy pequeña,
para humillarse muy alta.

Une en sus divinos ojos
al temor de la confianza,
muy terrible para hermosa,
para espantar muy amada.

Colocada en el empíreo,
en la celestial morada,
corto solio a su grandeza,
a su humildad mucho alcázar.  Amén.






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