No es que no tengamos ansias de verte en la calle, es que sabemos esperar...
No es que no te necesitemos radiante en la plaza, es que sabemos esperar...
No es que no estemos nerviosos estos días, es que sabemos esperar...
No es que desde todos tus barrios no lleguen sones de algarabía, es que sabemos esperar...
No es que tu campanario no deje de marcar las horas al ritmo de avemarías, es que sabemos esperar...
No es que en las calles no ondeen banderitas multicolores, es que sabemos esperar...
No es que el tamboril esté en silencio, es que sabemos esperar...
Como Tú, Madre, no te cansas de esperar, nosotros esperamos contigo el momento de un encuentro festivo en la calle que, tu casa es el trozo de paraíso que anhelamos, porque Tú eres la fiesta y la romería, la alegría y la esperanza, el júbilo y el gozo de este pueblo que te invoca y te aclama como a su Madre y a su Auxiliadora, como su Norte y su guía, faro siempre encendido en las noches oscuras...
¡¡SABEMOS ESPERAR!!
Y esperaremos contigo una nueva primavera que siempre lo es cuando estamos a tu vera.
Esperaremos un nuevo tintineo de campanitas porque Tú eres el anuncio de nuestra alegría más verdadera.
Esperaremos a que veas la blancura de nuestro pozo inmaculado, porque Tú eres toda pura y sin mancha, reflejo siempre nuevo de nuestro ser.
Esperaremos a que florezcan las rosas de tu patio, porque Tú eres el perfume que nos embriaga de su fragancia.
Esperaremos a que suena el tamboril anunciando tu llegada, porque Tú eres su mejor son
Esperaremos contigo porque Tú estás deseando también vernos y siempre nos esperas.
¡¡NO TE CANSES, MADRE, DE ESPERARNOS!!
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