- Si fuéramos automóviles, la Cuaresma sería el tiempo de cambiar el aceite, los filtros y afinar el motor: hacer la revisión a fondo.
- Si fuéramos jardines, la Cuaresma sería tiempo de limpiar y arrancar las malas hierbas, podar y abonar.
- Si fuéramos alfombras, la Cuaresma sería tiempo de darles una buena sacudida o una buena pasada con la aspiradora.
- Si fuéramos pilas o baterías, la Cuaresma sería tiempo de recargarlas.
Pero... ¡no somos ninguna de estas cuatro cosas!
- Somos personas que, quizás, muchas veces hemos hecho cosas mal y necesitamos arrepentirnos de ellas. De aquí la necesidad de hacer una buena conversión, sellada con el SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN.
- Somos personas humanas, que muchas veces nos hemos dejado llevar por nuestro egoísmo y que, por tanto, necesitamos empezar a pensar en los demás. De aquí la necesidad de la LIMOSNA (tú ya sabes que la mejor LIMOSNA es darse a sí mismo)
- Somos personas humanas, que muchas veces perdemos de vista el fin para el que fuimos creados por Dios. Necesitamos, pues, recobrar la vista. De aquí la ncesidad de ORACIÓN.
- Esta es la razón por la que celebramos la Cuaresma: para ser mejores personas, mejores los unos para con los otros (personas que se sienten y ven a los otros como hermanos), mejores hijos e hijas para con Dios.
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