1. Amemos mucho a Jesús y prefiramos morir una y mil veces, si es necesario, antes que cometer un pecado.
2. El día de la Virgen me acordaré mucho de ustedes y le pediré que los bendiga y los haga muy santos, que es el fin por el cual nos ha traído a la tierra, para que nos santifiquemos y seamos como flores que al acercarse junto a ellas dejan sus perfumes y encantan con sus colores. Así deben ser las casas de los cristianos, perfumadas por medio de la oración y la comunión frecuente, para que de ellas broten esas rosas encantadoras de santidad que sean la gloria de Dios, la honradez de la familia y el honor de la Patria y la sociedad.
3. Ame mucho a María y nunca deje, aunque se encuentre muy cansada, esa hermosa plegaria del Santo Rosario. y la Virgen se lo recompensará con creces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario