El Adviento nos urge a poner la mirada en la Navidad, en el Dios con nosotros, con la esperanza en el corazón y una tarea entre las manos.
Ya no es tiempo de mirar hacia atrás con desencanto ni hacia delante con miedo.
Es la hora de la esperanza.
Adviento es tiempo de alegría no de lamentos.
Adviento es tiempo de gracia no de pesimismo.
Adviento es tiempo de vida no de muerte.
Adviento es tiempo de posibilidades porque nada es imposible para Dios, que se hace humano.
Ante nosotros aparecen los mil caminos del mundo complejo y globalizado, las pisadas de los caminantes en busca de sentido, las relaciones múltiples con todos y con todo.
No estamos solos, Dios mismo nos espera en el camino.
Jesús, manantial vivo de esperanza, camina entre nosotros.
Si nos mantenemos vigilantes reconoceremos su rostro, descubriremos su huella en todo lo creado, nuestras manos se harán más solidarias y compartiremos las maravillas de Dios con los demás.
María, aurora luminosa de evangelio al servicio del amor que nos hace hermanos nos acompaña en el camino.
ORACIÓN
Tú, Señor, eres la esperanza de nuestra vida,
tu amor es la palabra que ilumina nuestro corazón.
Haznos pasar de la muerte a la vida, del error a la verdad,
de la desesperanza a la esperanza, de la angustia a la confianza.
Tus proyectos de salvación llenan el mundo,
y se van realizando en la historia, paso a paso.
A pesar de nuestros tropiezos, esperamos el triunfo de tu amor.
Haznos pasar de la violencia al entendimiento,
del egoísmo a la solidaridad.
Tú, Señor, nos regalas la paz y la alegría
para recorrer con esperanza el camino del Adviento.
Juntos esperamos la llegada de tu Hijo Jesús.
Y con Él la llegada de la nueva humanidad.
RETIRO DE ADVIENTO FAMILIA SALESIANA 2010
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