¡Salve, Reina María, inspiradora!,
única musa que mi mente ansía,
musa de perfectísima armonía
a quién mi corazón férvido adora.
Si yo no os canto a Vos, ¡oh gran Señora!,
romped las cuerdas de la lira mía
y no brote en mi ingrata poesía
sublime inspiración, grande y sonora.
Y haced, Vos, que al saltar mi lira rota
hieran sus cuerdas mi alma endurecida
y que sea un lamento cada nota.
Lamento que al salir por la ancha herida
vaya a perderse en la región ignota,
en la oscura región desconocida. Amén.
FOTOGRAFÍAS: IMAGEN DE MARÍA AUXILIADORA DE VALVERDE DEL CAMINO
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