REZAR EL ROSARIO
No debía pasar nunca un día sin que todos los fieles dirigieran un saludo, un pensamiento a la Virgen, para conseguir de esta forma un rayo de luz y de sol sobre nuestra vida.
Resueltos y fervorosos en la oración, descubriremos, precisamente en esta necesidad de invocación, las necesidades que nosotros tenemos.
Y sabiendo que llamamos a la puerta de un corazón de inagotable bondad y misericordia como es el de María, le expondremos todas nuestras necesidades dándonos cuenta de ellas precisamente por la esperanza que enciende su ayuda maternal.
(Pablo VI)
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