¡Oh virginal doncella
de tu nombre purísmo, MARÍA,
cuando la blanca estrella
renace con el día,
las aves cantarán la letanía!
El álamo frondoso,
la verba humilde donde el agua suena
y el vuelo rumoroso
de la rubia colmena
canten tu suavidad de gracia llena.
Que está mi voz colmada
de inútil soledad y el canto ignora;
a tu dulce mirada,
piadosa en mí, Señora,
deba mi cruz ligera y redontora. Amén.