domingo, 9 de febrero de 2014

DÍA DE SOR EUSEBIA PALOMINO, PERLA DE LA IGLESIA ESPAÑOLA (09/FEB/2014)





PRESIDE LA EUCARISTÍA NUESTRO PÁRROCO
 RVDO. P. EDUARDO MORENO ÁLVAREZ, CMF

 
















 






 

 
 
 
¡¡VIVA SOR EUSEBIA!!
 
¡¡VIVAN LAS HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA!!
 
¡¡VIVA POZO DEL CAMINO!!
 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 8 de febrero de 2014

BEATA EUSEBIA PALOMINO (09/FEB/2014)




Nació en Cantalpino (Salamanca), el 15 de Diciembre de 1899 y murió en olor de Santidad el 10 de Febrero de 1935, en Valverde del Camino (Huelva). Su familia era muy rica de fe, pero muy escasa de medios económicos. Agustín, el padre, hombre de gran bondad y dulzura, trabajaba como bracero temporal al servicio de los terratenientes de los alrededores, y su madre Juana Yenes atendía la casa con los cuatro hijos.

Cuando en el invierno el campo reposaba y el trabajo faltaba, el pan escaseaba. Entonces el padre se veía obligado a pedir la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona. Algunas veces lo acompañaba la pequeña Eusebia, de apenas siete años, que, ignorante de lo que costaban esas humillaciones, disfrutaba con las caminatas por los senderos del campo y alegremente correteaba y saltaba junto a su padre, el cual le hacía admirar la belleza de la creación y la luminosidad del paisaje de Castilla, dándole catequesis.
 

Su primer encuentro con Jesús Eucaristía, a la edad de ocho años, le dio una sorprendente percepción del significado de pertenecer y de ofrecerse totalmente al Señor como don.

Muy pronto tuvo que dejar la escuela para ayudar a la familia y dio prueba de una madurez precoz al cuidar, a pesar de su poca edad, a niños de algunas familias del pueblo mientras sus padres iban a trabajar. A los doce años se trasladó a Salamanca, con su hermana mayor, y se puso a servir como niñera.

Los domingos por la tarde iba al oratorio festivo de las Hijas de María Auxiliadora; las religiosas la invitaron a ayudar a la comunidad. Eusebia aceptó con mucho gusto y enseguida puso manos a la obra: ayudaba en la cocina, acarreaba la leña, colaboraba en la limpieza de la casa, tendía la ropa en el patio grande, iba a acompañar al grupo de las estudiantes a la escuela estatal y hacía los mandados en la ciudad.

En su interior fue creciendo el deseo secreto de consagrarse totalmente al Señor. Pensaba: «Si cumplo con diligencia mis deberes, tendré contenta a la Virgen María y podré un día ser su hija en el Instituto». No se atrevía a pedirlo, por su pobreza y falta de instrucción; no se creía digna de tal gracia, pues pensaba: «¡Es una congregación tan grande!».

La superiora visitadora, a la que reveló su anhelo, la acogió con bondad materna y decidió admitirla en nombre de la madre general.
El 5 de agosto de 1922 empezó el noviciado. Se alternaban horas de estudio, de oración y de trabajo, en unas jornadas que la llenaban de felicidad. Después de dos años, se consagró totalmente al Señor con los votos religiosos.

Fue destinada a la casa de Valverde del Camino, pequeña ciudad de nueve mil habitantes, situada en el extremo suroeste de España, en la zona minera de Andalucía, provincia de Huelva. Las niñas del colegio y del oratorio, en el primer encuentro, quedaron desilusionadas. La nueva hermana tenía un aspecto insignificante, pequeña y pálida, con manos gruesas y además un nombre feo.

A la mañana siguiente, la hermana Eusebia ya estaba en su lugar de trabajo, un trabajo variado: cocina, portería, ropería, cuidado del pequeño huerto y asistencia a las niñas del oratorio festivo. Era feliz de «estar en la casa del Señor por todos los días de su vida».
Pronto las niñas se fueron sintiendo atraídas por las narraciones de hechos misioneros, vidas de santos, episodios de la devoción mariana, o anécdotas de don Bosco, que la hermana Eusebia recordaba gracias a su gran memoria; además, sabía hacerlas atractivas por su convencimiento y su fe sencilla.

Fue en ese colegio donde esparció el aroma de su santidad y de su espíritu salesiano, como destacada hija de su fundador San Juan Bosco y de María Auxiliadora, siendo para todos y para todo, alegre, sencilla, humilde, servicial y muy dispuesta. Aprovechaba todos los momentos libres del día para enseñar a las niñas de su querido colegio valverdeño, todas las virtudes cristianas y sobre todo, que la verdadera sabiduría es la paz y unión con Dios. Aprovechaba también los domingos y días festivos, en los "oratorios", para enseñarles el Catecismo y hablarles del amor a la Santísima Virgen y a Nuestro Señor Jesucristo.

En ella destacaron siempre, entre otras, la veneración que sentía por las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, rezando muy a menudo el Rosario de las Santas Llagas, el intenso amor a Jesús Sacramentado (pasaba largas horas ante el Sagrario haciendo compañía al Señor o, como ella le llamaba El Prisionero del Amor) y a la Virgen Santísima. Tenía por costumbre rezar muy a menudo el Via Crucis. Ella insistía mucho en la necesidad de confesarse y comulgar frecuentemente para ser buenos católicos, y que procurásemos, al pasar por una iglesia, entrar para hacer un rato de compañía a Jesús Sacramentado.

El otro «polo» de la piedad y de la catequesis de sor Eusebia fue la «verdadera devoción mariana» de san Luis María Grignon de Montfort. Esa fue el alma y el arma de su apostolado durante su breve existencia: los destinatarios eran las niñas, las jóvenes, las madres de familia, los seminaristas y los sacerdotes. «Quizá no haya párroco en toda España —se dice en los procesos— que no haya recibido una carta de sor Eusebia a propósito de la esclavitud mariana».

Cuando, a principios de la década de 1930, se vislumbraba en España la persecución religiosa, sor Eusebia no dudó en llevar hasta el extremo su «disponibilidad». Se ofreció al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión. Y Dios la aceptó como víctima. En agosto de 1932 una enfermedad repentina fue el primer aviso. Después, el asma, que en diversos momentos ya la había molestado, alcanzó niveles altísimos, agravada con otros males que iban apareciendo y atentaban contra su vida.

En este tiempo, algunas visiones de sangre afligen a sor Eusebia aún más que los dolores físicos. El 4 de octubre de 1934, mientras algunas hermanas rezaban con ella, palideció y dijo: «Rezad mucho por Cataluña». Era el principio de la sublevación obrera de Asturias y Cataluña. Visión de sangre también para su querida directora sor Carmen Moreno Benítez, que sería fusilada, con otra hermana, el 6 de septiembre de 1936: recientemente ha sido declarada beata, después del reconocimiento del martirio.

En tanto se agravó su enfermedad, que, unida al asma, le acartonaba todos los miembros, convirtiéndola en un ovillo. Quien la visitaba sentía la fuerza moral y la luz de santidad que irradiaban aquellos pobres miembros doloridos, dejando absolutamente intacta la lucidez del pensamiento, la delicadeza de los sentimientos y la amabilidad del trato. A las hermanas que la asistían les prometió: «Daré mis vueltecitas».

Murió serenamente en la madrugada del 10 de febrero de 1935. Sus restos mortales fueron visitados durante todo el día por la población de Valverde, que repetía: «Ha muerto una santa».

El Papa Juan Pablo II declaró a Sor Eusebia Venerable el 17 de Diciembre de 1996 y posteriormente, el 25 de Abril de 2004, la declaró Beata. De todas formas, ya se considera desde hace mucho tiempo que Sor Eusebia es una Santa, por parte de sus miles de devotos en todo el mundo, y por supuesto, para sus queridísimos habitantes de Valverde del Camino, donde pasó sus años de vida religiosa en el Colegio de María Auxiliadora.
 
Juan Pablo II dijo de ella que es "Perla de la Iglesia Española".
 
 
 
 

martes, 4 de febrero de 2014

domingo, 2 de febrero de 2014

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR (02/FEB/2014)

 
 
 
 
 
 
 
Los griegos llaman a esta fiesta de la Presentación del Señor "Hypapante".  Cuarenta días después de la Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley de Moisés se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso.  Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.
 
 
 
 
 
HIMNO DE I VÍSPERAS
 
 
PARA LA PRESENTACIÓN,
SIENDO EL CUARENTENO DÍA,
POR EL TEMPLO DEL SEÑOR
QUE EN JERUSALE´N HABÍA,
 
ENTRA LA PRECIOSA VIRGEN,
SERENÍSIMA MARÍA;
LIMPIA MÁS QUE LAS ESTRELLAS,
CUAL EL SOL RESPLANDECÍA.
 
EN SUS BRAZOS VIRGINALES
SU DULCE HIJO TRAÍA;
HIJO ES DEL PADRE ETERNO,
DIOS Y HOMBRE ALLÍ VENÍA.
 
EN FORMA VIENE DE SIERVO,
AUNQUE LOS CIELOS REGÍA,
PARA REMEDIAR AL HOMBRE
DEL DAÑO QUE PADECÍA;
 
Y AUNQUE A GRANDE COSTA SUYA,
ABRIRLE CELESTIAL VÍA.
PARA CUMPLIR CON LA LEY
SU MADRE A DIOS LE OFRECÍA,
 
Y POR ÉL DA EN SACRIFICIO
DOS AVES QUE ALLÍ TRAÍA.
AL TEMPLO FUE SIMEÓN,
UN JUSTO QUE A DIOS TEMÍA,
 
EN EL CUAL MORABA DIOS,
DE QUIEN RESPUESTA TENÍA
QUE AL VERBO ETERNO ENCARNADO
CON SUS OJOS LÉ VERÍA.
 
EL CUAL, POSTRADO POR TIERRA,
RECIBIÓ AL SACRO MESÍAS
DE LOS BRAZOS DE LA VIRGEN
QUE EN SUS MANOS LO OFRECÍA.
 
TOMADO PUES EN SUS BRAZOS,
TODO LLENO DE ALEGRÍA,
CANTÓ AQUEL DIVINO CANTO
QUE LA IGLESIA REFERÍA,
 
Y ASÍ SE CUMPLIÓ LO ESCRITO
EN FORMA DE PROFECÍA:
"EL VIEJO LLEVABA AL MOZO,
Y EL MOZO AL VIEJO REGÍA".
 
GLORIA AL PADRE, Y AL HIJO, Y AL ESPÍRITU SANTO.  AMÉN.
 
 
 
 
 
HIMNO DE LAUDES
 
 
EN EL TEMPLO ENTRA MARÍA,
MÁS QUE NUNCA PURA Y BLANCA,
LUCES DEL MÁRMOL ARRANCA,
REFLEJOS AL ORO ENVÍA.
VA EL CORDERO ENTRE LA NIEVE,
LA VIRGEN NEVANDO AL NIÑO,
NEVANDO A PURO CARIÑO
ESTE BLANCO VELLÓN LEVE.
 
LAS DOS TÓRTOLAS QUE OFRECE
YA VUELAN Y YA SE POSAN.
ANA Y SIMEÓN REBOSAN
GOZO DEL TIEMPO QUE CRECE,
QUE ESTALLA, QUE ESTÁ; NO HUBO
QUIEN, VIENDO AL BLANCO ALELÍ,
DIJERA -POR TI, POR MÍ-
QUE AL HIELO ESTA NOCHE ESTUVO.
 
YA HA CESADO LA NEVADA;
Y EL NIÑO, TAN BLANCO, BLANCO,
OYE QUE VA A SER EL BLANCO
DE CONTRADICCIÓN, LA ESPADA,
AY, PARA SU MADRE, Y MUEVE
HACIA ELLA SUS OJUELOS,
REGALANDO DESCONSUELOS,
COMO SI ÉL NO FUERA NIEVE.
 
GLORIA AL PADRE, GLORIA AL HIJO,
GLORIA AL ESPÍRITU SANTO,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.  AMÉN.
 
 
 
 
 
 
 
MEDITACIÓN
 
Una mujer se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto.  Si esta mujer, tocando el borde de su vestido, sacó de ahí tantos bienes, ¿qué pensar de Simeón, que recibió al Niño en brazos?  Teniéndole en brazos, se dejó llevar del gozo al darse de cuenta de que llevaba al niño venido para liberar a los cautivos, y que él mismo iba a ser liberado de las ataduras del cuerpo.  Sabía muy bien que nadie era capaz de hacer salir a alguien de la prisión del cuerpo dándole la esperanza de la vida futura sino aquel que llevaba en sus brazos.  Y se dirige a él al exclamar:  "Ahora, Señor, deja a tu siervo irse en paz.  Porque a lo largo del todo que tiempo que no he tenido a Cristo, que no lo he estrechado entre mis brazos, he estado prisionero y no padía salir de mis ataduras".
 
Estas palabras no solamente se deben aplicar a Simeón, sino a todo el género humano.  Si alguien deja el mundo, si alguien es liberado de la prisión y de la morada de los cautivos para alcanzar la realeza, que tome a Jesús en sus brazos, que lo coja entero y lo apriete contra su corazón, y, entonces, saltando de gozo, podrá ir donde desee.
 
 
 
ORÍGENES
Asceta y gran teólogo, 
lleva a su apogeo la escuela de Alejandría
 y sufre diversos tormentos en la persecución de Decio (185?-253)
 
 
 
 
 
 
 
HIMNO DE II VÍSPERAS
 
 
ADORNA TU TÁLAMO, OH SIÓN,
QUE ESPERAS AL SEÑOR;
Y ACOGE AL ESPOSO Y A LA ESPOSA,
EN VIGILIA DE LUZ Y DE FE.
 
APRESÚRATE, OH ANCIANO FELIZ,
Y SE CUMPLIRÁ EN TI EL GOZO PROMETIDO;
MUÉSTRANOS A TODOS ESA LUZ,
QUE HA DE REVELARSE A LOS GENTILES.
LLEVAN LOS PADRES A CRISTO Y,
EN EL TEMPLO, OFRECEN AL "TEMPLO",
AL QUE, SIN DEBER NADA A LA LEY,
QUISO SOMETERSE A ELLA.
 
OFRECE YA A TU NIÑO, OH BIENAVENTURADA,
AL QUE ES UNIGÉNITO DEL PADRE, A AQUEL,
A TRAVÉS DEL CUAL SOMOS OFRECIDOS,
Y QUE ES EL PRECIO DE NUESTRA REDENCIÓN.
 
AVANZA, OH VIRGEN REINA, Y
PRESENTA A TU HIJO, YA VÍCTIMA QUE,
PORQUE VIENE A SALVAR A TODOS,
A TODOS INVITA A LA ALEGRÍA.
 
PARA TI, SEÑOR, TODA LA GLORIA,
QUE TE HAS REVELADO A LAS NACIONES,
CON EL PADRE Y EL ESPÍRITU PARÁCLITO,
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.  AMÉN.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


sábado, 1 de febrero de 2014

SABATINA DE LA TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO DEL AÑO DEL ANIVERSARIO (01/FEB/2014)





 
 
 
NO VIÉRAMOS EL ROSTRO AL PADRE ETERNO
ALEGRE, NI EN EL SUELO AL HIJO AMADO
QUITAR LA TIRANÍA DEL INFIERNO,
NI EL FIERO CAPITÁN ENCADENADO;
VIVIÉRAMOS EN LLANTO SEMPITERNO,
DURARA LA PONZOÑA DEL BOCADO,
SERENÍSIMA VIRGEN, SI NO HALLARA
TAL MADRE DIOS EN VOS DONDE ENCARNARA.
 
QUE AUNQUE EL AMOR DEL HOMBRE YA HABÍA HECHO
MOVER AL PADRE ETERNO A QUE ENVIASE
EL ÚNICO ENGENDRADO DE SU PECHO,
A QUE ENCARNANDO EN VOS LE REPARASE,
CON VOS SE REMEDIÓ NUESTRO DERECHO,
HICISTEIS NUESTRO BIEN SE ACRECENTASE,
ESTUVO NUESTRA VIDA EN QUE QUISISTEIS,
MADRE DIGNA DE DIOS, Y ANSÍ VENCISTEIS.
 
NO TUVO EL PADRE MÁS, VIRGEN, QUE DAROS,
PUES QUISO QUE DE VOS CRISTO NACIESE,
NI VOS TUVISTEIS MÁS QUE DESEAROS,
SIENDO EL DESEO TAL, QUE EN VOS CUPIESE;
HABIENDO DE SER MADRE, CONTENTAROS
PUDIÉRADES CON SERLO DE QUIEN FUESE
MENOS QUE DIOS, AUNQUE PARA TAL MADRE,
BIEN ESTUVO SER DIOS EL HIJO Y PADRE.  AMÉN.
 
 
 
Imagen de María Auxiliadora de Sevilla (Trinidad)