domingo, 6 de diciembre de 2009

DÍAS DE MADRE (5)






A SANTA MARÍA, LA LLENA DE GRACIA




Poco más que mediana su estatura,


como el trigo el color, rubios cabellos,


vivos los ojos, y las niñas dellos


de verde y rojo con igual dulzura.




Las cejas de color negra, y no obscura,


aguileña nariz, los labios bellos,


tan hermosos que hablaba el sol por ellos


por celosías de su rosa pura.




La mano larga, para siempre dalla


saliendo a los peligros al encuentro


de quien para vivir fuese buscalla.




Esta es MARÍA, sin llegar al centro,


que el alma sólo puede retratalla
pintor que tuvo nueve meses dentro.


Lope de Vega

sábado, 5 de diciembre de 2009

HIMNO DE LA SABATINA DEL 5 DE DICIEMBRE


Era de azul de atardecido cielo

la luz que atrevesaba la ventana,

de pájaro que canta en la enramada

el aleteo que rozaba el suelo.


Era Gabriel, de Dios el mensajero.

"Salve", le dijo el ángel a María.

Y la doncella apenas si entendía

aquel saludo aludo y lisonjero.


"Bendita tú, entre las mujeres"

y la voz de Gabriel sonó gozosa.

María agradeció tantas mercedes


y cerrando sus ojos, pudorosa,

abrió al Verbo divino y eternal

el cofre de su seno virginal. Amén.

DÍAS DE MADRE (4)


Dulce Madre, no te alejes,

tu vista de mí no apartes,

ven conmigo a todas partes,

y solo nunca me dejes;

ya que me proteges tanto

como verdadera Madre,

haz que me bendigan el Padre,

el Hijo y el Espíritu Santo

jueves, 3 de diciembre de 2009

DÍAS DE MADRE (3)



Bajo tu amparo nos acogemos,

Santa Madre de Dios:

no desprecies las súplicas que te dirigimos

en nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre

de todos los peligros,

Virgen gloriosa y bendita

DÍAS DE MADRE (2)



MARÍA EN LA MENTE DE DIOS


Antes que construido fuese le mundo

y su sabia arquitectura,

cuando aún no ha surgido

su forma y su figura,

yo soñaba el Señor con tu hermosura.


Antes que las montañas asentasen

su mole y poderío

y el agua en sus entrañas

diese su sangre al río,

ya soñaba el Señor tu señorío.


La Trinidad se goza en su goce

infinito con tu idea

tan pura y luminosa,

sin que nadie te vea,

todo un Dios en tu vista se recrea.


El universo canta la dulce

letanía de tu gloria,

y al cielo se levanta,

al paso de la Historia,

un himno de alabanza a tu memoria.


Fuente pura y sellada, guardada

para Dios, jardín cerrado,

mi Virgen preservada,

donde Dios ha encontrado

el Sí a su corazón enamorado.


Sangre de la alegría del nuevo mundo

que en tu seno llevas,

Tú, manantial María,

de vida nos abrevas

y a la razón divina nos elevas.


Yo también te diría henchido de tu amor,

con paz serena:

Dios te salve, María,

estás de gracia llena,

el Verbo se hizo carne en tu azucena.


Anónimo

DÍAS DE MADRE (1)




Bendita sea tu pureza

y eternamente lo sea;

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,

Virgen sagrada, María,

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía.

DÍAS DE MADRE


Virgen Sagrada, dígnate alcanzarnos la gracia de saber alabarte.

Es condición del hombre cantar a la mujer. Pero, tratándose de la obra maestra de la creación, de a Mujer por excelencia, sabía Dios que los hombres nos ibamos a quedar muy cortos; y quiso ser Él el primero en alabar a la Virgen y prestarnos sus propias palabras para que pudiéramos alabarla como conviene.




Las primeras palabras del Avemaría son Palabra de Dios, una a una. Él las inventó y nos la comunicó po rmedio de su Mensajero. Nosotros las hemos recibido y las repetimos sin cesar; porque no hay palabras mejores para alabar a María. Es tal la maravilla que Dios hizo con la Virgen, que sólo Él podía hacer de Ella una presentación adecuada.



Después, los hombres, aleccionados por tan buen Maestro y con su ayuda, hemos conpletado el Avemaría con nuetras alabanzas. Son las oraciones de los Santos las obras de todos los artistas que han honrado a la Virgen, a lo largo de los siglos, como Ella había previsto: Me llamarán bienaventurada todas las generaciones.



Queremos unirnos a ese grandioso coro de alabanzar, porque Ella lo espera de cada uno de uss hijos, especialmente en estos días grandes de la Madre, como son los que nos preparan a celebrar su Inmaculada Concepción. ¡Todo es cosas de amor! y ¿cómo un buen hijo no va a honrar a su Madre devolviéndole un poco, al menos, del amor inmenso que recibe de Ella?