miércoles, 3 de junio de 2009

HOMILÍA DEL CARDENAL AMIGO EN EL ROCÍO




1. ¿Por qué te sorprende ver llorar a ese hombre ante la imagen de la Virgen? Es que ha llegado a él el Espíritu Santo y le ha hecho sentir el arrepentimiento de sus pecados; le ha hecho recordar los buenos consejos que le daban sus padres cuando, entonces niño, le traían al Rocío.


¿Por qué te extraña la alegría de ese hombre, de esa mujer que, sin dar tregua a la fatiga, trabajan de la mañana a la noche para llevar el bienestar a su casa? Porque ha llegado el Espíritu Santo y le ha hecho reconocer el valor de la familia.

¿Por que os extrañáis de quien perdona sinceramente a quien le ofendiera, del que ayuda generosamente al necesitado, de quien compromete su vida en el empeño de conseguir una sociedad más justa para todos, del que sabe llorar con el que llora y tiende la mano al que le volviera la espalda? Porque ha llegado el Espíritu Santo y nos ha abierto los ojos para ver la huella de la mano de Dios metida en los hondones del corazón del hombre.

2. Con la venida del Espíritu Santo todo ha ido recobrando su primer valor y hermosura y se nos hace ver el resplandor de lo verdadero, la grandeza de la justicia y de la bondad, el inigualable gozo de poder vivir como auténticos hermanos.

Con el Espíritu Santo se viven con gozo las esencias más puras del ser cristiano. El Espíritu lo llena todo de una vida admirablemente nueva. Cuando salía tu hermandad y emprendía el camino, te parecía que ibas andando hasta el mismo cielo. Al pasar el río Quema sentías que las aguas se abrían para dejar paso a la carreta donde llegaba el simpecado con la imagen de la Señora, pero también recordabas el agua bendita que te hizo cristiano en el bautismo. Cuando se rompían vuestros pies entre las arenas, sentías que lo peor de las heridas y de la cruz es tener que sufrirlas sin esperanza.

3. Así lo dice Cristo en los últimos momentos y en la cruz: todo está cumplido. Aquella vida que me diste para que pudiera realizar tan santa misión, ahora la pongo en tus manos. El Padre recibe la vida de su Hijo y el día de Pentecostés, como lo había Prometido Jesucristo, nos la da a nosotros. ¡Cristo vive y está a nuestro lado! El Espíritu Santo se encarga de hacernos ver y sentir la presencia del Resucitado.

Sin el Espíritu Santo, el Rocío es una fiesta como otra cualquiera; la aldea de Almonte, lugar de encuentro y convivencia; las marismas, terreno que se inunda con las aguas; la Hermandad, grupo de amigos unidos para la fiesta; el Simpecado, estandarte vistoso; la carreta, carruaje y poco más; el Quema, agua y río; el camino, fatiga y cansancio; el puente del Ajolí, obligado tránsito para cumplir el programa del itinerario...

Pero con la gracia del Espíritu Santo, el Rocío es devoción sincera a la Madre de Dios y que se vive todo el año; la aldea de Almonte, santuario y casa de la Señora más querida y venerada; las marismas, lugar hermoso que habla del cielo; la Hermandad, escuela donde se aprende la mejor de las lecciones: el mandamiento nuevo del amor fraterno; el Simpecado, icono querido de la Blanca Paloma; la carreta, trono bendito de la más preciada imagen; el Quema, agua que recuerda el bautismo que nos ha purificado; el camino, peregrinación santa para encontrase con Cristo y su bendita Madre; y el puente del Ajolí es tránsito que anuncia la llegada a un lugar santo.


Todo ha cambiado por obra y gracia del Espíritu Santo. Por obra y gracia del Espíritu Santo recibimos la bendición santificadora del bautismo. Por obra y gracia del Espíritu Santo se perdonan nuestros pecados. Por obra y gracia del Espíritu Santo el pan se convierte en Eucaristía. Por obra y gracia del Espíritu Santo el Verbo se hizo hombre y la Virgen se convirtió en Madre de Dios. ¡Bendita sea esa Blanca Paloma del Espíritu que tantas maravillas realiza en favor de los hijos de Dios!

4. Estamos aquí, con María del Rocío y para llenarnos de la gracia del Espíritu Santo. Igual que aquel primer día de Pentecostés. A Jerusalén habían llegado hombres y mujeres de las más distintas procedencias, con formas distintas de hablar y de color de piel y de mentalidades diferentes. Pero todos se entendían. Es que hablaban el mismo lenguaje. El del Espíritu de amor, de paz, de misericordia, de comprensión, de respeto mutuo, de caridad fraterna... Este tiene que ser el lenguaje en que todos hemos de entendernos. No intentéis otro camino para la comunicación entre las personas. La violencia, el rencor, la injusticia, los odios, la altanería, el desprecio de los más débiles, nunca puede ser camino de la paz. Porque la paz no es solo el final de una contienda y lograr un acuerdo pactado, sino el principio y comienzo de todo. Solamente quien lleva en su corazón el sincero deseo de la paz puede emprender con esperanza el camino de la paz.

Recibiréis el Espíritu Santo, dijo Jesús. Y como el Padre me ha enviado, así os envío yo. Después de este encuentro con la Señora de las Marismas, la Madre de Dios, volveremos a nuestras casas. Allí nos encontramos con una situación difícil: falta de trabajo, pobreza, inseguridad, acosos a la familia y a la misma vida.. ¿Qué hacer?

Como seguidores de Jesucristo, no tenemos vocación alguna para ser litigantes permanentes contra nadie, pero sí obligación de acudir en defensa de los derechos que nos asisten como ciudadanos y como creyentes. No nos consideramos víctimas de sistema alguno, sino testigos de Cristo resucitado. Tampoco queremos ser unas gentes destinadas a vivir en una escondida catacumba, sino dar testimonio del Evangelio a plena luz. Deseamos el mayor bienestar y la mejor calidad de vida para todos, pero no a costa de pasar por encima de los derechos de los demás. No solo no nos dejamos apabullar por lo que pueda ser innovación y progreso, sino que deseamos ser auténticos pioneros en el estudio, la investigación y el bienestar social. Pero, no podemos permanecer impasibles, como hombres y mujeres creyentes, ante los atropellos a la dignidad de la persona y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta la muerte.

Nadie tiene derecho sobre la vida del otro. Todos tenemos la obligación de respetar y defender la vida del hombre, incluida la fase previa al nacimiento. La vida humana, en cualquiera de las etapas de su desarrollo, no es un producto negociable.

Una prueba más de nuestro apoyo y defensa a la vida es la campaña que hemos emprendido bajo el lema "Un rocío de luz, vida y esperanza", con la que pretendemos sensibilizar a todos con la necesidad de hacerse donantes de órganos, para poder seguir viviendo en aquellos que dependen de esa donación que otra persona puede hacer: "No te lleves al cielo lo que tus hermanos necesitan aquí".



5. Con Jesucristo y con María Santísima, todo es posible y llevadero. Los mandamientos no son obstáculo y corsé que oprime y ahoga la libertad de la persona, sino ayuda para caminar con paso firme y llenos de esperanza. Con Jesucristo, el evangelio no es carga de leyes y preceptos, sino anuncio de las mejores noticias para el encuentro con Cristo, Señor y Salvador. Con Jesucristo, la Iglesia no es muro y parapeto que impide caminar con libertad y alegría, sino que es madre y ayuda que nos acerca al Señor. Con Jesucristo, las gentes no son grupo de egoístas entre el que hay que abrirse comino a costa de lo que sea, sino hermanos nuestros y los mejores compañeros del camino.

6. Estamos aquí celebrando esta fiesta del Espíritu, con María la Madre de Jesús, la Madre de Dios, y recordando este año el noventa aniversario de la coronación canónica de la venerada imagen de la Señora del Rocío. Aquella corona de espinas, que llevara Cristo en su cabeza, ha florecido el día de pascua de resurrección, y nosotros, en un nuevo Pentecostés, la hemos colocado sobre la imagen tan querida de María. Cristo llevó las espinas para que su Madre pudiera llevar las flores, Cristo sufrió las afrentas para que su Madre pudiera oír nuestros piropos. Cristo moría en la cruz para que su madre pudiera ser nuestro consuelo y esperanza.

Aquella corona de espinas florecía para honra de la Madre que tanto dolor llevara junto a su Hijo. Por eso, María del Rocío Coronada es Virgen llena de bondad, Madre de misericordia, resplandor de la justicia, razón de nuestra alegría. Es caridad ardiente, esperanza cierta... María del Rocío es la Madre de Dios.

7. En fiesta tan grande hemos puesto la mejor de nuestras mesas y el pan de cada día. Por obra y gracia del Espíritu Santo ese pan se convertirá en Eucaristía. Mejor rocío del cielo no nos podía llegar. Este pan de vida, cuerpo y sangre de Jesucristo serán para nosotros comida y bebida de salvación.



Y que todo sea para alabanza de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

lunes, 1 de junio de 2009

NUESTRA AUXILIADORA EN EL ROCÍO




EN EL CAMINO DE VUELTA
QUE SUERTE MÁS GRANDE TENGO
PUES SI LA IDA FUE ALEGRE
A LA VUELTA, MÁS CONTENTO
PORQUE ME ESPERA OTRA VIRGEN
QUE TAMBIÉN LA LLEVO DENTRO
A LA QUE TRAIGO UN MENSAJE
DEL PASTORCILLO ALMONTEÑO


DEL ROCÍO VOLVERÉ
CON SU CONSUELO
Y CON MI FE, DE SALESIANO
TRAYENDO HASTA TUS PLANTAS
LA ILUSIÓN DE UN ROCIERO

-El día del regreso de la Hermandad de Isla Cristina, publicaremos las fotografías de su paso por nuestra Parroquia-

LUNES DE ROCÍO


















Eres tú, Dulce Pastora
por quién mi corazón llora,
implorándote en mi Salve:
¡sálvame!
Eres tú, la AUXILIADORA
de mi alma pecadora
y refugio de mis males
¡sálvame, sálvame!

sábado, 30 de mayo de 2009

EN LA BAJADA DE MARÍA AUXILIADORA DE LA BASÍLICA SALESIANA DE LA TRINIDAD (SEVILLA)


He pedido a Dios la salud

para poder hacer grandes cosas

y se me ha dado la enfermedad

para hacerlas mejor.


He pedido la riqueza

para ser feliz

y se me ha dado la pobreza

para ser sabio.


He pedido la prudencia

para ser elogiado de los hombres

y se me ha dado la fragilidad

para sentir la necesidad de Dios.


He pedido todas las cosas

para poder gozar de la vida

y se me ha dado la vida

para poder gozar de todas las cosas.


No he obtenido nada de lo que había pedido

pero he obtenido todo lo que había esperado.

Por ello, soy entre todos los hombres

el más feliz complacido.
(H. Viscardy)

LLÉVAME AL CIELO: DON RAFAEL MATA


Como no podía ser de otra forma, la misma Virgen Auxiliadora, bajaba anoche al presbiterio de su Basílica en la casa Salesiana de la Stma. Trinidad, para esta mañana, cuando se coloque en la rampa para la Solemne Bajada, llevarse con Ella, bajo su manto de Madre, a uno de sus hijos, un salesiano de pro, que, en los últimos años, ha sido, desde su cargo de Rector del Santuario, uno de los mayores impulsores de la devoción a María Auxiliadora, tanto a nivel de Sevilla, como por toda España. Don Rafael Mata Barreña, SDB, un noble y humilde presbítero, nacido en 1930 en Aldeadavila de la Rivera (Salamanca), se ordeno como sacerdote, nada más y nada menos que en la Catedral Mezquita de Córdoba y cantó su Primera Misa en el pueblo que le vio nacer, un lejano ya, 15 de agosto de 1957, desde aquella fecha, va pasando por diferentes y distintos destinos en el ámbito salesiano, donde deja huellas de un comprometido sacerdote y hombre bueno de fe, dedicado a las misiones y vocaciones salesianas, fue Director de la Universidad Laboral de Sevilla…


Hasta que, un accidente de coche, le retira de las carreteras y es destinado a la Casa Salesiana de la Stma. Trinidad en 1976, donde dedicará la mayor parte de los mas de 50 años como sacerdote salesiano, mas de 30 años, se llevó como Consiliario de los Antiguos Alumnos de Don Bosco, al Santuario de María Auxiliadora Coronada, donde ha estado como Rector 25 años, alternándolo como consiliario de la Archicofradía de María Auxiliadora siempre ha demostrado su gran valía, su honradez y entrega total, en todos y cada uno de los destinos, donde sabe dejar su buen consejo, y una gran huella espiritual y humanitaria. Cuantas horas de lucha y entrega total, a lo largo y ancho de estos fecundos y positivos más de 50 años de sacerdote salesiano, al servicio de la Gran Familia de Don Bosco. Siempre dejó huella en todos sus destinos.


En Pozo del Camino estuvo en tiempos de la hermana Asunción Elizalde como superiora de la comunidad, interesándose por la devoción a la Auxilidora. Tuvimos la suerte de conocerlo en los primeros años de inicio de la ADMA, cuando todavía no teníamos la erección canónica. Siempre nos animó y alentó en nuestro caminar.


Sabemos que se encuentra ante la presencia de Dios Padre, pero ante tan gran perdida, nos unimos al dolor de la Gran Familia Salesiana, e invocamos oraciones por el eterno descanso de su alma. Señor Misericordioso, dale el descanso eterno, ten piedad de nuestro hermano Rafael y que brille para el la LUZ perpetua. Descanse en paz. Amén.

viernes, 29 de mayo de 2009

MADRE AUXILIADORA


Tengo mil dificultades: ayúdame.

De los enemigos del alma: defiéndeme.

En mis desaciertos: ilumíname.

En mis dudas y penas: confórtame.

En mis soledades: acompáñame.

En mis enfermedades: fortaléceme.

Cuando me desprecien: anímame.

En las tentaciones: defiéndeme.

En las horas difíciles: consuélame.

Con tu corazón maternal: ámame.

Con tu inmenso poder: protégeme.

Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Amén.