Mostrando entradas con la etiqueta LAURA VICUÑA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LAURA VICUÑA. Mostrar todas las entradas

miércoles, 22 de enero de 2014

22 DE ENERO: BEATA LAURA VICUÑA (22/ENE)

 
 
 
 

 
 
 
 
 
ORACIÓN

¡OH BEATA LAURA VICUÑA!
TÚ QUE SEGUISTE HEROICAMENTE
EL CAMINO DE CRISTO,...
ACOGE NUESTRA CONFIADA PLEGARIA.
ALCANZAMOS DE DIOS LAS GRACIAS
QUE NECESITAMOS…
Y AYÚDANOS A CUMPLIR
CON CORAZÓN PURO Y DÓCIL
LA VOLUNTAD DEL PADRE.
OTORGA A NUESTRAS FAMILIAS
LA PAZ Y LA FIDELIDAD.
HAZ QUE TAMBIÉN EN NUESTRA VIDA
COMO EN LA TUYA
RESPLANDEZCA UNA FE FIRME,
UNA PUREZA INTRÉPIDA
Y LA CARIDAD ATENTA Y SOLÍCITA
PARA EL BIEN DE LOS HERMANOS.
BEATA LAURA VICUÑA,
RUEGA POR NOSOTROS.
POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR
AMEN.
 
 
 
 
 
 













domingo, 23 de enero de 2011

BEATA LAURA VICUÑA (22/ENE)







BREVE RESEÑA DE SU VIDA


Laura Vicuña nació en Santiago de Chile en 1891.  Tenía dos años cuando murió su padre, dejando a su madre con dos hijas pequeñas en una situación muy precaria. La madre se refugió con las dos pequeñas en Argentina, allí comenzó a dedicarse a la costura pero no le fue nada bien ybuscó un trabajo en la hacienda del señor Mora.  Éste a cambio, le pagaba el colegio y el internado de las niñas, que las Hijas de María Auxiliadora tenían en Junín de los Andes.  Así, Laura y Julia Amanda ingresaron en el Centro en el año 1900.

Desde el primer momento Laura destacó por ser una niña muy trabajadora y generosa. Tanto sus profesoras como sus compañeras la apreciaban mucho aunque también sufrió la incomprensión y la envidia de alguna de sus compañeras.

Aunque le gustaba vivir en el colegio con las religiosas, sin embargo, al darse cuenta de que su madre estaba conviviendo con el señor Manuel Mora, y que, además la maltrataba, comenzó a sufrir enormemente y rezaba y ofrecía a Dios su vida a cambio de la conversión de su madre.

Había ofrecido su vida por salvar a su madre y así se lo expresó en la última noche: "¡Mamá, yo muero!. Lo he pedido a Jesús desde hace tiempo ofreciéndole mi vida por ti, para obtener tu retorno a Dios... Mamá, antes de mi muerte ¿no tendré la alegría de verte arrepentida?".

Laura murió en Junín de los Andes (Argentina) el día 22 de enero de 1904.  Cuando todavía no había cumplido los 13 años, un cúmulo de graves circunstancias provocó el debilitamiento de su naturaleza hasta llevarla a la muerte: el trabajo del colegio, la situación de dolor que le producía la situación de pecado en la que vivía su madre y la enfermedad que le causó la humedad sufrida, cuando ayudó a las hermanas a salvar a sus compañeras al inundarse el colegio por el desbordamiento del río...

Su madre se convierte, abandona al señor Mora e inicia una nueva vida, como quería su pequeña.

Laura fue beatificada por Juan Pablo II el 3 de septiembre de 1988, en la Colina de las Bienaventuranzas Juveniles, en presencia de miles de jóvenes, y la propuso como modelo de coherencia evangélica llevada hasta la entrega del don de la vida, por una misión de salvación.




ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, te alabamos por los dones de gracia que has infundido en el alma de la adolescente Laura Vicuña.  Glorifica a esta fiel hija tuya y haz que se camino de fe coherente, de intrépida pureza, de heroísmo en el amor filial, sea para los jóvenes de hoy llamada eficaz a un compromiso de vida cristiana. 
Concédenos la gracia que por su intercesión te pedimos, y da a las familias la paz y la unión, frutos del verderero amor.
Amén


viernes, 22 de enero de 2010

22 DE ENERO: BEATA LAURA VICUÑA, LAICA SALESIANA CHILENA, CONFESORA DE LA FE





ORACIONES
De la mano de MARÍA AUXILIADORA

fuiste creciendo y te convertiste en una preadolescente

enamorada de Jesús, hoy eres modelo de santidad.

Supiste reír, estudiar, jugar y servir

 fuiste fuerte para asumir el dolor de tu familia,

valiente para amar en los pequeños gestos y cuidar tu dignidad

Supiste encontrar a Dios

en la Eucaristía, en las cosas sencillas y difíciles de cada día.

Muéstanos el amor del Padre

para vivir la amistad con alegría

y el diálogo en la familia.

Ayuda a tantos adolescentes como tú,

que viven situaciones de riesgo,

están solos o sin sentido para vivir;

enséñanos a estar al lado de ellos

anunciándoles el evangelio.



····························································································································





ASÍ REZABA LAURA:



El saludo habitual entre las personas de la misión de Junín de los Andes era: ¡Viva Jesús!

Se respondía: ¡En nuestros corazones!



Pequeñas frases, llamadas jaculatorias, acompañaban su jornada, y la mantenían unida al sentido de cada obra que realizaba.



¡Madre mía, dame una vida de amor!



¡Jesús que se haga como tú quieras!

¡Soy tuya Madre mía!

jueves, 22 de enero de 2009

22 DE ENERO: BEATA LAURA VICUÑA, SALESIANA



LA HIJA QUE OFRECIÓ LA VIDA POR SALVAR A LA MADRE



Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.


Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.


La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.
En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.


Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.


Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.


Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.


En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.


El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.


Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.


En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las frías aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.


Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".


Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?


"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".


Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.


Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.


Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.


Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.


La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.


Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor.




ORACIÓN

SEÑOR JESÚS: TÚ QUE CONCEDISTE A LAURA VICUÑA LA GRACIA DE OFRECER SU VIDA POR LA SALVACIÓN DE SU PROPIA MADRE, CONCÉDENOS TAMBIÉN A TODOS NOSOTROS LA GRACIA DE OBTENER BUENAS OBRAS, LA CONVERSIÓN Y SALVACIÓN DE MUCHOS PECADORES. AMÉN.