Jesús está solo. Quedan lejanos aquellos días en que la palabra del Hombre-Dios ponía luz y esperanza en los corazones, aquellas largas procesiones de enfermos que eran curados, los clamores triunfales de Jerusalén cuando llegó el Señor montado en un manso pollino.
¡Si los hombres hubieran querido dar otro curso al amor de Dios!
¡Si tú y yo hubiésemos conocido el día del Señor!
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
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