miércoles, 10 de julio de 2024

PARA MANTENER LA PAZ

 






  • Dejad a Jesús actuar y manteneos ante Él como alguien que nada ve, nada sabe, nada puede y nada vale; no resistáis en nada, pero dejaos maniobrar y llevar.

  • Regla única:  Todo sentimiento, todo pensamiento, toda inspiración que no se presente con paz, suavidad y dulzura, debe ser absolutamente rechazado como cosa muy mala.

  • Jamás se debe seguir un movimiento interior que no deje el espíritu sereno ante Dios, que no os atraiga, o no os una únicamente  a Dios.

  • No toméis otras resoluciones que las marcadas por una gran paz y dulzura, que os den ánimo y confianza y os lleven a Dios con facilidad.

  • Regla general que debe ser seguida en conciencia:  Todo pensamiento que produzca desasosiego y obstinación, un combate o una perturbación, debe ser considerado como tentación y ser rechazado.

  • No intentéis aclarar dudas durante el tiempo en que provoquen agitación; entonces solamente conviene pensar y establecer la paz y un sereno reposo:  es la perla del Evangelio.

  • Para distinguir un movimiento de Jesús de nuestra propia actividad:  Jesús actúa siempre por su espíritu sobre la voluntad y, por ella, en todas nuestras facultades...  de una manera uniforme; su acción es fuerte, pero suave, unida y sin perturbación, tendiendo además a la unión con Él.

  • Es más necesario intentar aplicarnos pacífica y amorosamente a agradar a Dios en todos los movimientos de nuestro corazón que a rebuscar aquello en que le faltamos.

  • Un gran principio de la vida espiritual es simplificar las cosas:  cuanto más sencilla y uniforme sea nuestra conducta tanto más perfecta será.

  • Que nada os extrañe, tened paciencia:  con el tiempo, la ciencia y la oración superaréis todas las dificultades.  Son las tres armas del misionero, armas defensivas y ofensivas.

  • Las marcas más infalibles de la presencia de Dios en medio de nosotros son el espíritu de paz, de dulzura, de caridad mutua, de sencillez, humildad, obediencia y regularidad.

  • La tolerancia:  aún cuando tengáis razón con vuestros compañeros, debéis pensar que hay muchas maneras de hacer el bien.

Venerable P. Francisco María Pablo Libermann




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