En tus manos la paz hace su nido,
dulce paloma de amor, serena
Madre de Cristo-Paz, pura azucena
en vuelo virgen de alto azul florido.
Tú engendraste el amor y Tú has querido
darnos la paz que quita toda pena,
Virgen, Madre de Dios, rica colmena
de paz para este mundo dividido.
Vuelve tus ojos de piedad, María,
a este inhóspito páramo de tierra,
falto de paz y falto de alegría.
Y haz que los hombres, al sentirse hermanos,
encuentren más allá de toda guerra,
esa dulce paloma de tus manos.
Amén.
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