sábado, 4 de septiembre de 2010

HIMNO DE LA PRIMERA SABATINA DE SEPTIEMBRE

 


No quiero amar más que a mi madre María.

Todos los otros amores son impuestos.

Aunque necesaros,
mi mare solamente podrá encender
los corazones que la aman.

Y como yo era débil y pecador todavía,
las manos débiles, los ojos deslumbrados
por los caminos, ella me besó los ojos
y me juntó las manos
y me enseñó las palabras con las que se adora.

María Inmaculada, amor esencial,
lógica de la fe cordial y viva,
amándoos, ¿qué no haré por Vos?,
amándoos con un solo amor,
Puerta del cielo y Auxilio del Pecador.  Amén.


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