domingo, 9 de junio de 2013

HIMNO DE LA SABATINA DEL DÍA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA (08/JUN/2013)

 
 
 
VIRGEN DEL CIELO, DIVINAL SEÑORA,
OYE LOS CANTOS QUE A TU NOMBRE ELEVO,
CUÁNTO INDIGNOS, PERO SON DEL ALMA,
ÓYELOS, MADRE.
 
BAJO TU MANTO EN LAS TERRIBLES LUCHAS
GUÁRDAME SIEMPRE DEL HELADO CIERZO,
CIERZO FUNESTO QUE DEL MUNDO SOPLA
FLORES TRONCHANDO.
 
LÍBRAME, MADRE, AL EMBESTIR FURIOSO
DE ESAS OLEADAS DE LA MAR DEL MUNDO,
HÓRRIDAS, CRUELES, QUE DEVASTAN TODO,
MUERTOS SEMBRANDO.
 
SÁLVAME DE ELLAS CON TU AMANTE AUXILIO,
DAME UNA TABLA DONDE PUEDA ASIRME,
MUÉSTRAME UN FARO CUYA LUZ ME GUÍE,
LLÉVAME AL PUERTO.  AMÉN.
 
 
 
 
 
 
 
 

viernes, 7 de junio de 2013

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JÉSÚS EN EL AÑO DE LA FE (07/JUN/2013)

 
 
 
HIMNO DE VÍSPERAS (I)
 
¿Por qué, Corazón divino,
te muestras a los mortales
con dolorosas señales
entre torrentes de luz?
 
¿No ves que llamas no cuadran
entre delicias divinas
ni esa corona de espinas,
ni esa herida ni esa cruz?
 
Mas ya escucho que respondes
a mi mundana extrañeza,
diciendo que la grandeza
de tu amor medir no sé.
 
Y el enigma me descubres
de esos signos misteriosos
a la luz de los hermosos
esplendores de la fe.
 
Con el amoroso incendio
de esas divinales llamas diciendo
que estás que nos amas
con ternura sin igual.
 
Y esa sacrosanta herida
que el amor mantiene abierta
es la que abrirá la puerta
del paraíso eternal.
 
La cruz clavada que ostentas,
por las llamas circuida,
es el árbol con que vida
nos diste muriendo en él.
 
Y porque el amor sincero
se prueba en grandes dolores,
es tu corona de flores
punzante zarza cruel.
 
Haz, oh Corazón sagrado,
que al mirarte los mortales
con dolorosas señales
entre torrentes de luz,
sepan que son tiernas voces
con que llamándonos clamas
esa corona, esas llamas,
esa herida y esa cruz.  Amén.
 
 
 
 
 
 
HIMNO DE LAUDES
 
Tu Ley es  la clemencia,
Jesús, nuesta esperanza:
de gracia y gozo, Fuente,
felicidad del alma.
 
Acoge al penitente,
atiende al que te llama:
si vas al que te busca,
¿qué harás al que te alcanza?
 
Manjar divino y grato,
tu Amor es para el alma,
que colma, sin hastío,
y el hambre nunca sacia.
 
Jesús amabilísimo,
Imán de nuestro espíritu,
por Ti suspira y clama
en sus anhelos íntimos.
 
Quédate con nosotros,
al alba y al crepúsculo:
transforme tu dulzura
y caridad al mundo.
 
Benignidad suprema,
y Gozo inefable,
Bondad incomprensible,
Amor que nos atrae.
 
Jesús, Rey de las almas,
por siempre te alabemos
tu inmenso Amor cantando
en tu divino Reino.
Amén.
 
 
 
 
 
 
HIMNO DE VISPERAS (II)
 
Mi Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte.
Tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.
 
Mi Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.
 
Mi Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida.
Tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.
 
Mi Cristo, tú aleteas
 con los brazos unidos al madero.
¡Oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!
 
Mi Cristo, tú sonríes
cuando te hieren, sordas, las espinas.
Si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.
 
Mi Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba.
También mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha.  Amén.
 
 
 
 
 
 
MEDITACIÓN
 
 
REGOCIJAOS CONMIGO, PORQUE HE ENCONTRADO A MI OVEJA,
LA QUE HABÍA PERDIDO
 
 
Siento que Jesús está cada vez más cerca de mí. 
 
Ha permitido estos días que caiga en el mar, que me ahogue en la consideración de mi miseria y de mi orgullo, para hacerme comprender hasta qué punto tengo necesidad de Él.  En el momento en que estoy a punto de hundirme, Jesús, caminando sobre las aguas, viene sonriente a mi encuentro para salvarme.  Quisiero decirle con Pedro:  Apártate de mí, Señor, que soy un pecador, pero la ternura de su corazón se me adelanta y con la dulzura de sus palabras me dice:  No tengas miedo.
 
¡Oh, nada temo a tu lado!  Descanso enteramente en Ti:  como la oveja perdida, siento los latidos de tu corazón; Jesús, una vez más te digo que soy todo tuyo, tuyo para siempre.  Tú eres verdaderamente grande; sin Ti no soy más que una débil cañan, pero apoyado en Ti soy una columna.  No debo olvidar jamás mi miseria, no para temblar continuamente, sino para que, a pesar de mi humildad y mi confusión, me acerque cada vez con más confianza a tu corazón, porque mi miseria es el trono de tu misericordia y de tu amor.
 
 
 
BEATO JUAN XXIII
Papa que convocó el Concilio Vaticano II. 
Fue beatificado en el año 2000  (1881-1963)
 
 
 
 
 
 










SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS,
EN TI CONFÍO
 
 
 
 






 



 

lunes, 3 de junio de 2013

DIOS PASA POR NUESTRAS CALLES (02/JUN/2013)

 
 
 
 
 
 
 
HIMNO DE VÍSPERAS (I)
 
Viste el cielo de azul, el sol de oro,
de blancas azucenas los altares,
junio exhibe sus galas singulares,
la Iglesia, entre tesoros, su Tesoro.
 
El pueblo aclama a Dios, clamor sonoro,
ritos, rezos, cantores y cantares...
¡Oh pueblo del Señor, si tú callares,
las piedras alzarían voz en coro!
 
¡Corpus Cristi, espendor de tierra y Cielo!
¡Corpus Cristi entre incienso, amor y flores,
con ángeles y niños en develo,
 
de toda raza y lengua adoradores...!
¡Corpus Cristi español, bronces al vuelo,
"Cantemos al amor de los amores"!  Amén.
 
 





















 
 
 
HIMNO DE LAUDES
 
Sagrado día, lleno de gozo:
en él resuenan solemnes cánticos
y se renuevan los corazones,
las obras y las voces.
 
Cena postrera que nos recuerda
la Ley antigua, y Cristo entrega
su Cuerpo y Sangre como Pan ácimo:
Cordero sin pecado.
 
Al hombre frágil le da su Carne,
al oprimido le da su Sangre.
Dice:  Tomadlos y bebed siempre
los pobre y los débiles.
 
Así instituye el Sacrificio:
lo encomienda a los presbíteros,
al ordenarles que lo reuneven
por ellos y los fieles.
 
Pan de los ángeles comen los hombres,
Maná novísimo para los pobres.
¡Oh maravilla y gran portento!
¡Dios, sustento del siervo!
 
Trinidad Una, que se agradezca
con fervor íntimo tan gran entrega,
y a tu Luz única al fin lleguemos
siguiendo tus senderos.
Amén.
 
 










 
 




 


 
 
ORACIÓN DE VÍSPERAS (II)
 
De rodillas, Señor, ante el sagario,
que guarda cuanto queda de amor y de unidad.
Venimos con las flores de un deseo,
para que nos las cambies en frutos de verdad.
Cristo en todas las almas, y en el mundo la paz.
 
Como ciervos sedientos que van hacia la fuente,
vamos hacia tu encuentro, sabiendo que vendrás;
porque el que la busca es porque ya en la frente
lleva un beso de paz.
 
Como estás, mi Señor, en la custodia
igual que la palmera que alegra el arenal,
queremos que en el centro de la vida
reine sobre las cosas tu ardiente caridad.
Cristo en todas las almas, y en el mundo la paz.
Amén.
 
 

 
 
MEDITACIÓN

«El pan de los ángeles, el pan del hombre en camino, el verdadero pan de los hijos de Dios»
 
 
Dios todopoderoso y eterno, heme aquí, acercándome al sacramento de vuestro Hijo único, nuestro Señor Jesucristo. Enfermo como estoy, vengo al médico de quien depende mi vida; sucio, a la fuente de la misericordia; ciego, al hogar de la luz eterna; pobre y desprovisto de todo, al dueño del cielo y de la tierra.

Imploro, pues, tu misericordia, tu inagotable generosidad, a fin de que te dignes curar mis enfermedades, lavar mis suciedades, iluminar mi ceguera, cubrir mi desnudez; y que así pueda yo recibir el pan de los ángeles (sl 77,25), al Rey de reyes, al Señor de los señores (1Tm 6,15), con toda reverencia y humildad, toda mi contrición y devoción, toda la pureza de mi fe, toda la firmeza de mis propósitos y la rectitud de intención que requiere la salvación de mi alma.

Dame, te lo ruego, no recibir simplemente el sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre, sino toda la fuerza y eficacia del sacramento. Oh Dios, lleno de dulzura, concédeme recibir de tal modo el Cuerpo de tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, este cuerpo material que él recibió de la Virgen María, que merezca ser incorporado a su Cuerpo místico y contado entre sus miembros.

Padre lleno de amor, concédeme que este Hijo muy amado que me preparo a recibir ahora bajo el velo que conviene a mi estado de viajero, pueda un día contemplar a cara descubierta y por la eternidad, a él que, siendo Dios, vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
 
 
 
SANTO TOMÁS DE AQUINO
 
Dominico italiano,
se le considera guía principal del pensamiento católico en filosofía y teología. 
Es doctor de la Iglesia (1225-1274)