La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.
Del quedarse escondido al salir a trabajar por la comunidad.
De la debilidad a la fortaleza.
Y una gran paz va a inundar a quienes Jesús se les aparece.
Pidamos a María Dolorosa, en su soledad del Sábado Santo, recibir la gracia de los frutos de la resurrección y experimentar que ¡Jesús vive en medio de nosotros!