martes, 10 de febrero de 2015

SOR EUSEBIA PALOMINO YENES (1899/1935)








Eusebia Palomino Yenes vio la luz en el crepúsculo del siglo XIX – el 15 de diciembre de 1899 – en Cantalpino, pequeño pueblo de la provincia de Salamanca (España) en una familia tan rica de fe como escasa de medios económicos. Agustín, el padre, que todos recuerdan por su aspecto humilde, hombre de gran bondad y dulzura, trabaja como bracero temporal al servicio de los propietarios terratenientes de los alrededores y su madre Juana Yenes atiende la casa con los cuatro hijos.

Cuando en el invierno el campo reposa y el trabajo falta, el pan escasea. Entonces el padre se ve obligado a pedir ayuda a la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona. Algunas veces lo acompaña la pequeña Eusebia de apenas siete años, que ignorante de lo que cuestan algunas humillaciones, disfruta con aquellas caminatas por los senderos del campo y alegremente corretea y salta junto a su padre que le hace admirar la belleza de la creación, y la luminosidad del paisaje de Castilla dándole algunas catequesis que le encantan. Cuando llegan a los pueblos, sonríe a las personas buenas que lo acogen y pide «un poco de pan por amor de Dios».

El primer encuentro con Jesús Eucaristía a la edad de ocho años da a la niña una sorprendente percepción del significado de pertenecer y de ofrecerse totalmente al Señor como don.

Muy pronto tiene que dejar la escuela para ayudar a la familia y después de haber dado prueba de una madurez precoz en cuidar - aún siendo niña – a niños de algunas familias del pueblo mientras los padres van a trabajar. A los doce años va a Salamanca con su hermana mayor y se pone a servir como niñera.

Los domingos por la tarde va al oratorio festivo de las Hijas de Maria Auxiliadora, allí conoce a las hermanas, que deciden pedirle su colaboración para ayudar a la comunidad. Eusebia acepta con mucho gusto y enseguida se pone manos a la obra: ayuda en la cocina, acarrea la leña, ayuda en la limpieza de la casa, tiende la ropa en el patio grande, va a acompañar al grupo de las estudiantes a la escuela estatal y hace los mandados en la ciudad. 

El deseo secreto de Eusebia, de consagrarse por entero al Señor, enciende y nutre cada vez más sus actos y su oración. Dice: «Si cumplo con diligencia mis deberes tendré contenta a la Virgen Maria y podré un día ser su hija en el Instituto». No se atreve a pedirlo, por su pobreza y falta de instrucción, no se cree digna de tal gracia: porque piensa, ¡es una congregación tan grande!.

La Superiora visitadora, con la que ella se confía, la acoge con bondad materna y le asegura: «No te preocupes de nada» y con gusto decide admitirla en nombre de la Madre General.

El 5 de Agosto empieza el Noviciado en preparación a la profesión. Se alternan horas de estudio de oración y de trabajo que constituye la jornada de Eusebia que la hacen plenamente feliz. Después de dos años – 1924 – se consagra totalmente al Señor con los votos religiosos que la vinculan mucho más a él.

Es destinada a la casa de Valverde del Camino una pequeña ciudad que en aquella época cuenta con 9.000 habitantes, está situada al extremo sudoeste de España, en la zona minera de Andalucía en los confines con Portugal. Las niñas del colegio y del oratorio, en el primer encuentro se quedan mas bien desilusionadas, la Hermana nueva tiene un aspectos más bien insignificante, pequeña y pálida, no es bonita, con las manos gruesas y además un nombre feo.

A la mañana siguiente, la pequeña Hermana está ya en su lugar de trabajo: un trabajo variado que la ocupa en la cocina, en la portería, en la ropería, en el cuidado del pequeño huerto y en la asistencia a las niñas del oratorio festivo. Es feliz de “estar en la casa del Señor por todos los días de su vida”. Es esta la situación “real”, por la que se siente honrado su espíritu, que habita las esferas más altas del amor.

Las pequeñas se sienten pronto atraídas por las narraciones de hechos misioneros, vidas de santos, episodios de la devoción mariana, o anécdotas de Don Bosco, que recuerda gracias a una feliz memoria y sabe hacerlas atractivas por su convencimiento y su fe sencilla.   
          
Todo en Sor Eusebia, refleja el amor de Dios y el fuerte deseo de hacerlo amar. Sus jornadas de trabajo son una transparencia continua y lo confirman sus temas predilectos de conversación: el amor de Jesús a todos los hombres que ha salvado con su Pasión. Las Llagas santas de Jesús son el libro que Sor Eusebia lee todos los días y del cual saca apuntes de didascalia a través de un sencillo “rosario” que aconseja a todos, también lo hace a través de las cartas, se hace apóstol de la devoción al Amor misericordioso según las revelaciones de Jesús a la religiosa lituana – hoy santa – Faustyna Kowalska, divulgadas en España por el Padre dominico Juan Arintero.

El otro “polo” de la piedad vivida y de la catequesis de Sor Eusebia es la “verdadera devoción mariana” de San Luis Maria Grignion de Montfort. Esta será el alma y el arma del apostolado de Sor Eusebia durante su breve existencia: los destinatarios serán las niñas, los jóvenes, las madres de familia, los seminaristas los sacerdotes. «Quizá no haya párroco en toda España – se dice en los procesos – que no haya recibido una carta de Sor Eusebia a propósito de la esclavitud mariana».

Cuando, a principio de los años 30, España se está preparando a la revolución por la rabia de los sin-Dios votados para el exterminio de la religión, Sor Eusebia no duda en llevar hasta el extremo aquel principio de “disponibilidad”, pronta literalmente, a despojarse de todo. Se ofrece al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión. 

Dios acepta la víctima. En agosto de 1932 un mal improviso es el primer aviso. Después el asma que en diversos momentos ya la había molestado, ahora llega a niveles extremos de intolerancia, se agrava con otros males que van apareciendo y atentan contra su vida.

En este tiempo, visiones de sangre afligen a Sor Eusebia aún más que los dolores físicos. El 4 de octubre de 1934, mientras algunas hermanas rezaban con ella en el lugar del sacrificio, interrumpe y empalidece diciendo: «rezad mucho por Cataluña». Es el principio de la sublevación operaria de Asturias y de la catalana en Barcelona (4-15 octubre 1934) que se llamarán «anticipo revelador». Visión de sangre también para su querida directora Sor Carmen Moreno Benítez, que será fusilada con otra hermana el 6 de septiembre de 1936: actualmente ha sido declarada beata, después del reconocimiento del martirio.

En tanto la enfermedad de Sor Eusebia se agrava: el médico que la asiste admite de no saber definir la enfermedad que, unida al asma le acartona todos los miembros convirtiéndola en un ovillo. Quien la visita siente la fuerza moral y la luz de santidad que irradian aquellos pobres miembros doloridos, dejando absolutamente intacta la lucidez del pensamiento, la delicadeza de los sentimientos y la gentileza del trato. A las hermanas que la asisten les promete: «Daré mis vueltecitas».

En el corazón de la noche entre el 9 y el 10 de febrero de 1935 Sor Eusebia parece dormir serenamente. Durante todo el día los restos mortales adornados con muchísimas flores, son visitados por toda la población de Valverde. 

Todos repiten la misma expresión: «Ha muerto una santa».










FEBRERO SALESIANO 2015


lunes, 9 de febrero de 2015

MEMORIA OBLIGATORIA DE LA BEATA SOR EUSEBIA PALOMINO (09/FEB/2015)












Beata Eusebia Palomino Yenes

Virgen



Memoria obligatoria, Hijas de María Auxiliadora y Diócesis de Huelva
Memoria libre, salesianos.


Para la misa

Color:                          Blanco (si se hace la memoria obligatoria).
Oraciones:                   Propias o del común de vírgenes del Misal.
Lecturas:                      De la feria del día.
Oración de fieles:         Las que se ofrecen, o bien, de vírgenes, o bien de la feria.
Prefacio:                      Del común de la feria del día. Se puede decir también de                                            santas vírgenes y religiosos.





Liturgia de las horas

Laudes y vísperas:        Salmos del día de la feria.
Lectura breve:              De la feria.
Preces:                        De la feria o del común de vírgenes.
Oración conclusiva:      Del común de vírgenes.


Sor Eusebia nació en Cantalpino (Salamanca), el 15 de diciembre de 1899 y murió el 10 de febrero de 1935, en Valverde del Camino (Huelva).
El papa Juan Pablo II la declaró beata el 25 de abril de 2004. Ya se la consideraba desde hace mucho tiempo como una santa, ya sea por parte de sus miles de devotos en todo el mundo, ya por los habitantes del Valverde del Camino, donde pasó sus años de vida religiosa en el Colegio de María Auxiliadora.
Fue en ese colegio donde esparció el aroma de su santidad y de su espíritu salesiano, siendo para todos y para todo, alegre, sencilla, humilde, servicial y muy dispuesta. Aprovechaba todos los momentos libres del día para enseñar a las niñas, todas las virtudes cristianas y, sobre todo, que la verdadera sabiduría es la paz y unión con Dios. Los domingos las enseñaba el catecismo y las hablaba del amor a la Virgen y al Señor.
En ella, entonces, destacaron siempre la veneración que sentía por las Santas Llagas de Cristo, rezando muy a menudo el Rosario de las Santas Llagas, y esto la llevaba largas horas ante del Sagrario haciendo compañía al Señor y a la Virgen Santísima. Tenía por costumbre rezar muy a menudo el Vía Crucis. Ella insistía mucho en la necesidad de confesarse y comulgar frecuentemente para ser buenos católicos, y que procurásemos, al pasar por una iglesia, entrar para hacer un rato de compañía a Jesús Sacramentado.
También se conoce a sor Eusebia con el nombre de Perla de la Iglesia española.

ORACIÓN COLECTA
Oh Dios que has modelado el corazón de la  Beata Eusebia, virgen,
según el misterio pascual de tu Hijo,
hasta la entrega de su vida,
concédenos a nosotros,
fortalecidos por su ejemplo de humildad y alegría,
crecer constantemente en tu amor
y en el servicio a los pobres.
Por Nuestro Señor Jesucristo…


LECTURAS

Las lecturas se toman del día de la semana que corresponda.




ORACIÓN DE LOS FIELES

En la memoria de la beata Eusebia Palomino, oremos al Señor fuente de toda virtud.

R. Escúchanos, Padre.

1.  Por la Iglesia, en la diversidad de comunidades e instituciones, especialmente por las Hijas de María Auxiliadora; para que manifiesten a los ojos del mundo la riqueza del misterio de Cristo, oremos.

2. Por los religiosos y religiosas de vida contemplativa, que, con su oración constante en la austeridad y el silencio, fecundan la actividad de la Iglesia; para que sean ejemplo atrayente de sabiduría cristiana, oremos.
3.  Por los padres y los educadores, para que ayuden a las familias, a las parroquias y a los colegios a desarrollar el sentido de corresponsabilidad en la formación de los adolescentes y jóvenes, oremos.

4.  Por quienes participamos en esta eucaristía, para que, animados por la caridad que impulsó a sor Eusebia a dar la vida por sus seres más queridos, sepamos poner a diario nuestra existencia al servicio de Dios y del prójimo, oremos.

5. Por todos aquellos que entregan su vida, sus bienes, con gran generosidad de ánimo, por causas nobles y justas, al servicio de los más necesitados; para que no desfallezcan y perseveren en su ejemplo, como lo hizo la beata Eusebia Palomino, oremos.

Escucha, Señor, nuestras súplicas, que la beata Eusebia Palomino te recomienda. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor,
los dones que humildemente te ofrecemos
en memoria de la beata Eusebia Palomino,
y concédenos, permanecer ardiendo en tu presencia
en el fuego sagrado de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.









PREFACIO

V.  El Señor esté con vosotros.
R.  Y con tu espíritu.
V.  Levantemos el corazón.
R.  Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V.  Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.  Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Pues aunque no necesitas nuestra alabanza,
ni nuestras bendiciones te enriquecen,
tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias,
para que nos sirva de salvación,
por Cristo, Señor nuestro.

A quien alaban los ángeles y los arcángeles,
proclamando sin cesar:

Santo, Santo, Santo…


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor,
que estos misterios de que hemos participado
en la memoria de la virgen Eusebia Palomino,
nos estimulen siempre,
para que anunciemos dignamente
la vuelta del Señor,
y seamos admitidos al banquete de bodas
en el reino de los cielos.
Por Jesucristo nuestro Señor.