"Lo que me cuesta en gran manera (me da vergüenza confesarlo) es el rezo del rosario... ¡Reconozco que lo rezo tan mal! En vano me esfuerzo para meditar los misterios del rosario, no consigo fijar la atención. Durante mucho tiempo estuve desolada ante esta falta de devoción, que me sorprendía, pues amando tanto a la Santísima Virgen, debiera resultar fácil rezar en su honor oraciones que tanto le agradan. Ahora me desconsuelo menos, pues pienso que la Reina de los cielos, siendo mi MADRE, ha de ver mi buena voluntad y contentarse con ella".
Santa Teresita de Lisieux