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lunes, 1 de noviembre de 2010

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (01/NOV)




A MARÍA, REINA DE TODOS LOS SANTOS


Dios te salve, Virgen pura,
de Todos los Santos Reina,
Madre del Amor Hermoso,
de la Gracia Medianera,
vida y dulzura en quién vive,
toda la esperanza nuestra.


Dios te salve, a Ti llamamos
desterrados hijos de Eva.
A Ti Reina suspiramos,
gimiendo y llorando penas,
en aqueste triste valle,
de lágrimas y miserias.


Ea pues, dulce Señora,
Madre y abogada nuestra,
esos tus divinos ojos,
a nosotros siempre vuelvas.


Y después de este destierro,
en el cielo nos demuestras,
a Jesús fruto bendito,
de tu vientre hermosa perla.


¡Oh brillantísima aurora!,
¡Oh piadosísima Reina!,
¡Oh Madre llena de Gracia!,
por nosotros a Dios ruega,
a tu Santísimo Hijo,
que su gracia nos conceda,
para que seamos dignos,
de alcanzar la Gloria eterna.

Amén Jesús con que acabo,
la Salve de aquesta Reina,
alabemos a María,
en los cielos y en la tierra.







DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS


Éstas son las ovejas del Señor que tienen acceso a los pastos:  los que le siguen con simplicidad de corazón reciben como alimento hierba siempre verde.  ¿Qué son estos pastos de las ovejas sino los gozos pronfundos de un paraíso siempre verde?  El pasto de los elegidos es el rostro de Dios siempre presente, contemplado en una visión sin sombra alguna; el alma se sacia sin fin de este alimento de vida.

En estos pastos, los que han escapado de la red de los deseos de este mundo se ven eternamente satisfechos.  Allí canta el coro de los ángeles, allí se reúnen los habitantes del cielo.  Allí encuentran una dulce fiesta los que regresan pasadas las penas después de una trsite estancia en el extranjero.  Allí se encuentra el coro de los profetas de ojos penetrantes, los doce apóstoles como jueces, el victorioso ejército de los innumerables mártires, tanto más gozosos cuanto más duramente se han visto afligidos aquí abajo.  En este lugar recibe su recompensa la constancia de los confesores de la fe.  Allí se encuentran los hombres fieles a los que los placeres de este mundo no han podido aflojar la fuerza de su alma, las santas mujeres que han vencido al mismo tiempo toda su fragilidad y la de este munod; allí están los niños que por su manera de vivir han crecido por encima de su edad, los viejos a quienes la edad no ha vuelto débiles aquí abajo y no les ha abandonado la fuerza para obrar.  Queridos hermanos, pongámonos a buscar estos pastos donde seremos felices en compaía de todas santos.

SAN GREGORIO MAGNO



sábado, 1 de noviembre de 2008

MARÍA, REINA DE TODOS LOS SANTOS





Con esta invocación se quiere poner a María en lo más alto de la santidad conseguida por todas las criaturas humanas. Motivos muy distintos tenemos para llamar a María "Reina de todos los Santos":



1.- En primer lugar, porque es la Madre del Rey le pertenece a Ella el título de Reina.



2.- Aventaja a todo ser humano en privilegios: "Es la bendita entre todas las mujeres", es la única que puede ostentar la gracia de tener por Hijo a Dios, no por mérito propio, sino por pura gratuidad de Dios, su actitud de colaboración a los planes de Dios la hacen partícipe en la gran obra de la Redención por la que los humanos podemos alcanzar la gran dignidad de ser partícipe de la naturaleza divina, que nos hace ser Santos.



3.- Aventaja a todos los Santos en virtudes y perfecciones, observa al respecto San Bernardo, el apóstol por excelencia de María en la Edad Media: "No le falta a María: Ni la fe de los Patriarcas, ni la esperanza de los Profetas, ni el celo de los Apóstoles, ni la constancia de los Mártires, ni la templanza de los Confesores, ni la pureza de las Vírgenes". Si María es modelo de todas las virtudes, los Santos tuvieron en Ella un espejo en donde mirarse, un estímulo para superarse. Ella como Madre reprodujo todas las virtudes, que están al alcance de las personas. La ejemplaridad de María está en todos los órdenes y para todos los estados. Nos confirma esto el ejemplo de los Santos, quienes con el auxilio de María han llegado al grado de perfección del que en el cielo disfrutan. No hay estado ni forma posible de vida que no encuentre en María la virtud o virtudes, que necesitan para sobresalir en un limpio pugilato de amor a Dios. La intercesión de María nos es imprescindible en nuestra vida espiritual todo ello por pura gratuidad de Dios. Así nos lo ha contado el "Doctor Melifluo" (Maestro que destila miel), quien entre las alabanzas que dirige a María sobresale la que nos cuenta de su patrocinio y poderosa mediación: "Nada quiso darnos Dios que no pasase por manos de María. Tal es la voluntad de aquel que ha querido que todo lo conseguimos por su medio". Esto nos lleva a la conclusión de que toda persona santa tiene que ser mariana. Gráficamente nos lo decía San Juan de Avila. "Más quiero estar sin pellejo que sin devoción a María". Muchos se han distinguido por un singular amor filial a Nuestra Señora, pero todos se han acercado a Ella como modelo a imitar e intercesora a quien acudir. San Efrén, diácono (300 - 370) nos indica lo que María es para todos y cada uno de los Santos: "Oh Virgen, Vos sois el júbilo de los Santos". No hay Santo, si no hay amor a Dios, y esto supone que amemos lo que El ama, al prójimo, entre los que tienen derecho al amor de los demás sobresale: María. Son muchas las razones que tenemos para amarla:. Es la Madre de Dios, a quien tengo que amar. Es mi Madre, este es el motivo para amarla.. Es la Madre de la Iglesia, a la que pertenecemos. El marianismo es una tónica común a todos los Santos, algunos sobresalen por el espíritu de invocación, otros por el de alabanza, gratitud, imitación y servicio. Los matices pueden ser distintos, pero su labor sigue siendo la misma, cumplir la recomendación que María nos ha dejado en el Evangelio: "Haced lo que El os diga". (Jn. 2, 5).Los Santos ayudados por María e imitadores de sus virtudes nunca han superado al modelo, pues, la santidad está en proporción directa con el amor de Dios y ninguna criatura supera a María, ya que Ella es la "llena de gracia". La misión para la que Dios la había escogido exigía que Ella sobresaliese entre todos por la santidad, que es el valor más cotizado por Dios, pues, su amor le hizo acercarse a nosotros hasta el punto de ser "en todo semejante a nosotros menos en el pecado", para que nosotros podamos participar de la naturaleza divina y ser santos. A María la podemos contemplar en cada una de las virtudes: caridad, esperanza, fe, pureza, humildad etc.., y veremos como ninguna criatura la ha superado en el ejercicio de la misma, por eso con toda razón podemos llamarla "Reina de todos los Santos".