Hermanos, os anunciamos una buena noticia,
una gran alegría para todo el pueblo;
escuchadla con corazón gozoso.
Habían pasado miles de años
desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra,
asignándoles un progreso continuo a través de los tiempos.
Miles y miles de años
desde el momento en que Dios
quiso que apareciera en la tierra el hombre,
hecho a su imagen y semejanza.
Hacía unos dos mil años que Abrahán, el padre de nuestra fe,
obediente a la voz de Dios,
se dirigió a una tierra desconocida
para dar origen al pueblo elegido.
Hacía unos mil doscientos años que Moisés
hizo pasar a pie enjuto por el Mar Rojo
a los hijos de Israel.
Hacía unos mil años que David, un sencillo pastor
que guardaba los rebaños de su padre Jesé,
fue ungido como rey de Israel.
Hacía unos setecientos años que Israel,
que había reincidido en las infidelidades de sus padres,
fue deportado por los caldeos a Babilonia,
en donde aprendió a esperar un salvador.
Cuando, finalmente, durante la olimpiada 94,
el año 752 de la fundación de Roma,
el año 14 del reinado del emperador Augusto,
cuando en el mundo entero reinaba una paz universal,
hace 2023 años,
en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel,
en un pesebre, porque no tenía sitio en la posada,
de María virgen, esposa de José,
de la casa y familia de David,
NACIÓ JESÚS, DIOS ETERNO,
HIJO DEL ETERNO PADRE Y HOMBRE VERDADERO,
llamado Mesías y Cristo,
que es el salvador que los hombres esperaban,
la Palabra que ilumina a todo hombre,
el camino, la verdad y la vida.
Nosotros, los que creemos en él,
nos hemos reunido en esta noche santa,
para celebrar con alegría la Navidad.
Hermanos, alegraos,
haced fiesta y celebrad la mejor noticia
de toda la historia de la humanidad.
Fuente: El blog del padre Eduardo
https://padreeduardosanzdemiguel.blogspot.com