El sentido de la peregrinación ha de ser la renovación profunda de la persona. El peregrinos camina con fe y esperanza y vuelve reconciliado, confortado, renovado y debe ser anunciante de la Buena Nueva de Dios. Peregrinar es mucho más que un deporte, mucho más que una aventura, mucho más que un viaje turístico, mucho más que una ruta cultural a través de los monumentos admirables, testigos silenciosos de una historia de siglos. Cualquier época del año (jubilar) es buena para peregrinar a un lugar santo.
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