HIMNO
Virgen Inmaculada,
alma de Dios, grial de la alegría,
en mi inquietud callada,
en mi tierra baldía,
has derramado mística ambrosía.
Mi mente atormentada
por trágico espinar, en agonía
por mi noche cerrada
al Sol del nuevo día,
halló en tu amor la célica armonía.
Cantó mi madrugada
al Niño que en tus brazos se dormía,
y a su Cruz abrazada
te sentí Madre mía
en la Voz que en tu carne se ofrecía.
En Ti voy refugiada,
sigo los pasos de la profecía,
y a su mesa invitada
por tu creyente fíat,
gozo de Vida de la Eucaristía.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
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