Brotó de Ti la gracia y nuestra vida,
oh Virgen, manantial de toda dicha,
cuando igual que madre primeriza
fuiste madre pasmada de alegría.
Vinieron a la cuna con espadas,
quisieron al Amor matar con armas,
¡Madre, basta de sangre derramada,
muera en Belén el odio y la venganza!
Huyes salvando al Hijo fugitivo,
y un pueblo de paganos brinda asilo;
¡míranos juntos, Madre de oprimidos,
somos todos los pobres del exilio!
Mujer de aldea y Madre de los hombres,
Mujer de grandes gozo y dolores,
¡cómo esperan en ti los corazones,
porque eres la más pobre de los pobres!
El Rey de paz te acoge, en Ti se goza,
y en tu virginidad sella su gloria;
¡cante el mundo y la Iglesia deseosa
al Señor que de gracia te corona!
Amén.
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