Jesucristo ha triunfado en el Calvario,
ha vencido a la muerte y da la vida
al alma enamorada, arrepentida,
al cuerpo transformado en un Sagrario.
Y a ti, Madre, dedica su rosario
de gozoso elixir, tu fe ejercida
es el perdón y cálida acogida
en las moradas de tu Santuario.
¡Alábenle los cielos y la tierra!
¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
Tu corazón se llena de alegría.
Ha arrancado la espina de la guerra,
la corona de dignidad es suya,
y es Rey en beatífica armonía.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
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