martes, 10 de junio de 2014

DEVOCIÓN SANA A MARÍA AUXILIADORA (I)







EL PORQUÉ DEL TÍTULO



  • Decimos "devoción sana a María Auxiliadora" porque puede existir una piedad mariana que no sea sana:  aquella que no conduce a Jesús.

  • El Concilio Vaticano II dio la voz de alarma:  "Se ven deterioros en la devoción popular a la Santísima Virgen".

  • Como cristianos, hemos de recibir este "aviso" conciliar y, en consecuencia, analizar nuestra devoción a María Auxiliadora para que no se desvíe del camino trazado por el Concilio Vaticano con el que, ya en el siglo pasado, coincidía perfectamente Don Bosco.

  • Toda devoción a la Santísima Virgen debe conducir a su Hijo Jesús, para cumplir lo que Ella, nuestra Madre, nos aconsejó con corazón materno en las Bodas de Caná:  "Haced lo que Él os diga".

  • La devoción a la Santísima Virgen para que sea sana, tiene que tener tres cauces:

             a)  imitar a la Santísima Virgen en su disponibilidad a Dios:  "He aquí la esclava del Señor"

             b)  cumplir el mandamiento por excelencia de Jesús:  "amaos los unos a los otros".

             c)  adoptar una actitud de hijos:  "Aquí estoy, Madre, para hacer lo que Tú quieras de mí".



 
TÚ, NO TIENES NADA QUE "SANEAR"
 EN TU DEVOCIÓN A MARÍA AUXILIADORA?



 

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