HIMNO DE I VÍSPERAS
"Si hablando lenguas de hombres y de ángeles,
no tengo caridad, soy como bronce que suena,
o címbalo que retiñe".
San Pablo a los Corintos.
Caridad es amor... y amor es dar
lo mismo en la tristeza que en el gozo.
Es darse sin reserva ni rebozo,
y al triste en su tristeza consolar.
Sufrir con el que sufre y alegrarse
con quien siente en su pecho una alegría.
Caridad es querer más todavía
amando al que no os ama: siempre es darse.
Animar al caído a levantarse
haciéndolo con él. Es superarse
para ser comprensión. Es dar ayuda,
sosteniendo la fe de aquel que duda.
Caridad es Amor... Y Caridad,
sólo tiene una voz que dice: ¡Dad! Amén.
HIMNO DE LAUDES
Hoy, para rondar la puerta
de vuestro santo costado,
Señor, un alma ha llegado
de amores de un muerto muerta.
Asomad el corazón,
Cristo, a esa dulce ventana,
oiréis de mi voz humana
una divina canción.
Muerto estáis, por eso os pido
el corazón descubierto
para perdonar despierto,
para castigar dormido.
Si decís que está velando
cuando Vos estáis durmiendo,
¿quién duda que estáis oyendo
a quien os canta llorando?
Y, aunque él se duerma, Señor,
el amor vive despierto;
que no es el amor al muerto,
¡Vos sois el muerto de amor!
Que, si la lanza, mi Dios,
el corazón pudo herir,
no pudo el amor morir,
que es tan vida como Vos.
Anduve de puerta en puerta
cuando a Vos no me atreví;
pero en ninguna pedí
que la hallase tan abierta.
Pues, como abierto os he visto,
a Dios quise entrar por Vos:
que nadie se atreve a Dios
sin poner delante a Cristo.
Y aún éste, lleno de heridas,
porque sienta el Padre eterno
que os cuestan, Cordero tierno,
tanta sangre nuestras vidas.
Gloria al Padre omnipotente,
gloria al Hijo Redentor,
gloria al Espíritu Santo:
tres Personas, sólo un Dios. Amén.
HIMNO DE II VÍSPERAS
¿Por qué, Corazón divino,
te muestras a los mortales
con dolorosas señales
entre torrentes de luz?
¿No ves que llamas no cuadran
entre delicias divinas
ni esa corona de espinas,
ni esa herida ni esa cruz?
Mas ya escucho que respondes
a mi mundana extrañeza,
diciendo que la grandeza
de tu amor medir no sé.
Y el enigma me descubres
de esos signos misteriosos
a la luz de los hermosos
esplendores de la fe.
Con el amoroso incendio
de esas divinales llamas diciendo
que estás que no amas
con ternura sin igual.
Y esa sacrosanta herida
que el amor mantiene abierta
es la que abrirá la puerta
del paraíso terrenal.
La cruz clavada que ostentas,
por las llamas circuida,
es el árbol con que vida
nos diste muriendo en él.
Y porque el amor sincero
se prueba en grandes dolores,
es tu corona de flores
punzante zarza cruel.
Haz, oh Corazón sagrado,
que al mirarte los mortales
con dolorosas señales
entre torrentes de luz,
sepan que son tiernas voces
con que llamándonos clamas
esa corona, esas llamas,
esa herida y esa cruz. Amén.
IMÁGENES: IMAGEN DEL CORAZÓN DE JESÚS EN EL PRESBITERIO CON MOTIVO DE SU SOLEMNIDAD
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