SENCILLEZ FRANCISCANA
Estimado director:
Acabó el mes de Agosto, y nuestras hermanas se marcharon sin el reconocimiento institucional prometido y merecido. Quizás nuestras hermanas, por su sencillez franciscana, no lo quisieran, pero no resta el agradecimiento de todo un pueblo en general, no sólo de Pozo del Camino y de la Barriada de la Punta del Caimán. 37 años en Pozo –su primera casa en Andalucía- y 21 en la Punta son muchos años, (58 en total), en los que varias generaciones han quedado marcadas por este estilo de vida humilde y sencillo de cuatro mujeres que compartían su vida y la de los demás, enteramente dedicadas al trabajo con los drogodependientes cuando nadie lo hacía (de esta entrega nació el antiguo centro ARO); a la formación en las escuelas, a la promoción de la mujer, dispensario y ambulatorio, alfabetización de adultos, guardería infantil, clases de mecanografía, y, por supuesto, la pastoral parroquial (catequesis, liturgias, ensayos de canto, grupos de jóvenes, visita y atención a los enfermos…).
Quizás el laicismo haya llegado a nuestro pueblo (en Pozo tenemos una calle denominada FRANCISCO DE ASÍS que hasta hace unos años tenía el SAN por delante), y no se deba dedicar una calle a las FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍA, como se solicitó el 26 de Mayo y varias veces fue confirmada por la Sra. Alcaldesa (de Isla Cristina) de viva voz.
A través de estas líneas lamentar tal “dejadez” que ha hecho que las monjas se vayan sin descubrir dicha placa. Ellas lo merecen y nosotros lo necesitamos para seguir sintiéndolas cercanas y muy nuestras, como siempre lo fueron. Las cosas pasan, el amor no. Y sin duda, esa calle sería un buen pago de amor a las que tanto nos quisieron y un recuerdo imperecedero de todo un pueblo a quienes sirvieron siempre con amor, sencillez y alegría las Franciscanas Misioneras de María.
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