FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Fiesta de origen oriental que penetra en Occidente en el siglo VII, bajo el papa Sergio I.
La Iglesia celebra hoy con alegría la fiesta del nacimiento de la Virgen María, hija de David, hija de Abrahán, nacida del pueblo judío. De Ella salió el sol de justicia: Cristo, el Señor. María ocupa, pues, un lugar único en la historia de la salvación.
HIMNO DE LAUDES
Cuando amanece al angustiado mundo
la sacrosanta Virgen,
de la mancha primera preservada,
detiene absorta la celeste esfera
su raudo moviimiento,
y retiembla de gozo el firmamento.
Entonces Uriel, a quien fue dado
el gobierno del día,
y en el ardiente sol fijó su trono,
esparciendo su voz por cuanto alumbra
el flamígero vuelo,
así cantó el placer de tierra y cielo:
"¿Cuál es esta, que sube vencedora
del seno de la nada
a ilustrar las mansiones de la vida?
La plateada luna no es más bella
entre el coro de lo estrellado,
ni el sol más puro en el cenit rosado".
"¡Cómo nuevo verdor y vida nuevaq
recobran las montañas,
do a ser delicia de la tierra nace!
Júbilo, Nazaret: salud, Carmelo:
de Jericó la rosa
ya florece en tu suelo más hermosa".
"Himno de triunfo al Verbo, al Amor santo
bendición sempiterna.
Mortales, respirad, que ya fenece
el largo cautivero: el sol divino
ya seguirá a la aurora,
cuyo esplendor vuestras mansiones dora".
"Ángeles, ensalzadla. Del Dios sumo
hija, madre y esposa
y reina vuestra es. ¡Dichoso el día
que nace para el bien de los mortales!
A su belleza y gloria,
himnos de amor cantad y de victoria".
Dijo Uriel, y con el cetro de oro
señala en la alta esfera
el instante feliz. Cánticos nuevos
las empíreas regiones enamoran;
y a su hermnosa criatura
ledo sonríe el Padre de la altura.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.
IMÁGENES DE LA RECOGIDA DE LA SOLEMNE PROCESIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA CINTA EN SU TRASLADO A LA CATEDRAL DE HUELVA EN LA TARDE DE AYER, MARTES DÍA 7
HIMNO DE VÍSPERAS
Niña de Dios, por nuestro bien nacida;
tierna, pero, tan fuerte, que la frente,
en soberbia maldad endurecida,
quebrantasteis de la infernal serpiente;
brinco de Dios, de nuestra muerte vida,
pues Vos fuisteis el medio conveniente
que redujo a pacífica concordia
de Dios y el hombre la mortal discordia.
Creced, hermosa planta, y dad el fruto
presto en sazón, por quien el alma espera
cambiar en ropa rozagante el luto
que la gran culpa le vistió primera.
De aquel inmenso y genial tributo,
la paga conveniente y verdadera
en Vos se ha de fraguar: creced, Señora,
que sois universal remediadora.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
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