Pozo del Camino, ¡Del Camino! para recordarnos que eso es la vida: un caminar. Y caminando sólo se descansa a ratos, lo demás es caminar...Bien lo sabéis vosotros los pozocamineros que erais la posada de los caminantes.
Estos años ahí nos hemos parado también con vosotros las Hermanas Franciscanas y un servidor. A nosotros nos toca seguir caminando. Gracias
por lo bien que me he sentido entre vosotros. Ha sido como estar en casa. Gracias de nuevo. ¡Ojalá que mi camino vuelva a pasar otra vez por aquí!
Ahora llegarán otros caminantes. Recibidlos igual. Yo sé que lo haréis porque hay alguien que se preocupa de que así sea. Porque los que venimos de otro lado y los que aquí estáis tenemos en común una MADRE. Es ella la que nos hace sentirnos hijos suyos y hermanos entre nosotros. Ella es la que nos ayuda a acogernos y a querernos, a sentirnos como en casa. No lo olvidemos nunca: es la fe en Dios la que crea entre nosotros lazos tan fuertes como ninguna otra relación.
Seguid caminando por la vida junto a Ella. María Auxiliadora nunca nos dejará de la mano estemos donde estemos. Y si tenéis dudas en vuestro caminar, escuchad a su bendito hijo Jesús. Ya sabéis que Él es Camino, Verdad y Vida.
Con todo mi agradecimiento, vuestro hermano
Santiago García Dueñas
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