Mañana Domingo 11 de octubre se celebra en Roma la ceremonia en la que el Papa Benedicto XVI canonizará al hasta ahora beato burgalés Rafael Arnaiz Barón. Cientos de burgaleses acompañarán al arzobispo de Burgos, que concelebrará en la Eucaristía que presidirá el Santo Padre, a partir de las 10 de la mañana.
Rafael Arnaiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos, donde también fue bautizado, recibió la confirmación e inició los estudios en el colegio de los Padres Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.
Dotado de una precoz inteligencia, ya desde su primera infancia deba señales claras de su inclinación a las cosas de Dios. En estos años recibió la primera visita de la que había de ser su sino y compañera: la enfermedad que le obligó a interrumpir sus estudios.
Recuperado de ella, su padre, en agradecimiento a lo que consideró una intervención especial de la Santísima Virgen, a finaa la Virgen del Pilar, hecho que no dejó de marcar el ánimo de Rafael.
Trasladada su familia a Oviedo, allí continuó sus estudios medios, matrículandose al terminarlos en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.
Con una inteligencia brillante, Rafael estaba dotado de destacadas cualidades para la amistad. A la vez que crecía en edad y desarrollaba su personalidad, crecía también en su experiencia espiritual de vida cristiana.
En su corazón bien dispuesto, Dios quiso suscitar la invitación a una consagración especial en la vida monástica. Habiendo tomado contacto con el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas –su Trapa– se sintió fuertemente atraído por lo que vio era el lugar que correspondía con sus deseos íntimos. Allí ingresó el 15 de enero de 1934.
Dios quiso probarle misteriosamente con una penosa enfermedad –la diabetes sacarina– que le obligó a abandonar tres veces el monasterio, adonde otras tantas volvió en aras de una respuesta generosa y fiel a lo que sentía ser la llamada de Dios.
Santificado en la gozosa fidelidad a la vida monástica y en la aceptación amorosa de los planes de Dios, consumó su vida en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién estrenados los 27 años, siendo sepultado en el cementerio del monasterio.
Pronto voló imparable su fama de santidad allende los muros del monasterio. Con la fragancia de su vida, sus numerosos escritos continúan difundiéndose con gran aceptación y bien para cuantos entran en contacto con él.
El 20 de agosto de 1989, Juan Pablo segundo, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, le propuso como modelo para los jóvenes en Santiago de Compostela, declarándolo Beato el 27 de septiembre de 1992 para gozo de la santa Iglesia y prenda de gracias para todo el pueblo de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario