HIMNO DE LAUDES
Hoy sube al cielo María,
que Cristo en honor del suelo
traslada la casa al cielo
donde en la tierra vivía.
Hoy el palacio real,
de sólo Dios habitado,
sube a su patria inmortal,
al empíreo el animado
y el terreno al celestial:
hoy la casa en que vivía
la eterna Sabiduría.
Hoy la soberana Aurora
la luna pisa, el sol dora,
hoy sube al cielo María.
Suben las columnas graves
de aquella bendita
y las celestes aves
al fénix que resucita
dicen con voces suaves:
"¿Cómo sube en mortal velo
o quién la conduce al cielo?,
¿la tierra puede subir?"
Vuestro privilegio pasa,
casa ilustre de la ley
común, porque fuiste casa
del Rey, ni pagara el Rey
tal casa con mano escasa.
Levantad al cielo el vuelo,
casa hermosa, honrad el suelo;
de Dios lo fuisteis y Dios
por no estar en él sin Vos,
traslada la casa al cielo.
Suba a que el premio le den,
que tan alta gloria encierra;
suba el breve cielo en quien
halló Dios casa en la tierra
adonde cupo tan bien:
suba con justa alegría,
que no es bien, pues que María
fue de DIos cielo en el suelo,
que se vuelva en tierra el cielo
donde en la tierra vivía.
Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo. Amén.
ELEVADA A LA GLORIA DEL CIELO,
CON SU ALMA Y SU CUERPO
Templo viviente de la divinidad santísima del Hijo único, Madre de Dios, verdaderamente, lo repito con agradecimiento, tu asunción no te ha alejado de los cristianos. Sigues viviendo de manera imperecedera y, sin embargo, no permaneces lejos de este mundo perecedero; al contrario, estás cerca de los que te invocan, y los que te buscan con fe te encuentran. Era necesario que tu espíritu quedara para siempre fuerte y viviente y que tu cuerpo fuera inmortal. En efecto, ¿cómo la disolución de la carne hubiera podido reducir tu cuerpo a polvo y ceniza siendo así que Tú has liberado al hombre de la ruina de la muerte por la encarnación de tu Hijo?
Un niño busca y desea a su madre, y a la madre le gusta vivir con su hijo; de la misma manera, puesto que tenías en tu corazón un amor maternal a tu Hijo y a tu Dios, era normal qeu volvieras cerca de Él, y Dios, a causa de su amor filial haca Ti, debía muy justamente concederte participar de su condición. Así, muerta a las cosas perecederas, has emigrado a las moradas imperecederas de la eternidad en donde reside Dios, con quien compartes desde ahora la vida.
Tú has sido su morada corporal; y ahora es Él quien, a cambio, se ha hecho la mansión de tu descanso. Éste es, dice Él, el lugar de mi descanso por los siglos de los siglos. Este lugar de descanso es la carne de la qeu Él se revistió después de haberla tomado de Ti, Madre de Dios, la carne en la cual, así lo creemos, se presentó en el mundo presente y se presentará en el mundo futuro cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos. Puesto que Tú eres la mansión de su descanso eterno, te ha sacado de la corrupción y te ha hecho morar con Él queriendo guardarte en su presencia y en su afecto. Por esto, todo lo que Tú le pides como hace una madre atenta a sus hijos y todo lo que Tú deseas, lo cumple con su poder divino, Él, bendito por la eternidad.
SAN GERMÁN DE CONSTANTINOPLA
Escritor, teólogo y obispo. Patriarca de Constantinopla.
Luchó contra la herejía iconoclasta (Ca. 635-733)
HIMNO DE VÍSPERAS (II)
María, por tu hogar los serafines,
los seres de la altura, angelicales,
entonan melodías celestiales
y danzan en Belén los querubines.
Hacia Jerusalén, a sus confines,
te llevan a cumplir las terrenales
ceremonias de lápidas mortales
con tu ánfora colmada de jazmines.
Un resplandor más fuerte que la luz
nimba tu faz de célicos fulgores
en el momento de tu dormición.
Por tu corredención junto a su Cruz,
te sube el Hijo, plena de loores,
albergada en su tierno corazón.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.