viernes, 15 de mayo de 2009

13 de Mayo: MADRE MAZZARELLO



La historia que sigue, es la historia de una monja sencilla que llegó a ser la Fundadora de la que es hoy la segunda Comunidad religiosa femenina en el mundo (en cuanto a número de sus religiosas), la Comunidad de hermanas Salesianas. Esta es la historia de Santa María Mazzarello.


Esta monja salesiana nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese, Italia. Desde pequeña siempre se sintió atraída por el servicio a Dios y a los demás. Cuando tiene 15 años, estalla en su ciudad natal una terrible epidemia de tifo negro, y ella se dedicó a atender a los enfermos con enorme generosidad y logra que muchos sanen y salven su vida.


Pero ella se contagia y llega al extremo de que ya todos creen que se va a morir y pierde mucho de la salud física, pero Dios la tenía destinada a cosas mayores.


Importa en esta parte de la historia su amistad con Don Bosco. Lo curioso es advertir que aún no conociéndose los dos emprenden obras de apostolado totalmente semejantes. El santo para los muchachos y ella para las niñas.


Es un sacerdote, llamado el Padre Pestarino, quien relaciona a Santa María Mazzarello con San Juan Bosco. Ya antes el Papa le había sugerido a San Juan Bosco la idea de fundar una Congregación femenina. Al santo le pareció formidable la idea, y anunció que pronto iría a visitar aquella bella obra.


Es el 7 de octubre de 1864, el día en que San Juan Bosco fue por primera vez a Mornese. Mazzarello no había visto nunca a Don Bosco, pero esa noche, apenas le oyó su primer sermón quedó encantada.


Don Bosco constató que aquellas muchachas que dirigía el Padre Pestarino eran excelentes candidatas para ser religiosas, y con ellas fundó la Comunidad de Hijas de María Auxiliadora, o salesianas, que hoy en día son más de 16,000 en 75 países, y su Congregación es la segunda en número en todo el mundo.


Como Superiora de la nueva Comunidad fue elegida por unanimidad María Mazzarello, y aunque ella se negaba a aceptar, diciendo que era una mujer muy ignorante, sin embargo San Juan Bosco respondió: «Dios le ha dado unas excelentes cualidades para ser superiora, y muy bien se merece este cargo».


María Mazzarello apenas sabía leer y escribir. Y siendo Superiora General estudió el cuarto de primaria entre las niñas pequeñas, cuando ella ya tenía 34 años. Era un ejemplo que impresionaba mucho.


Corría ya el año de 1881. Madre Mazzarello llevaba 10 años de Superiora. Un día ofreció a Dios su vida, por la salvación de una muchacha que estaba en peligro de perder la fe, y Dios como tiene buenos oídos para escuchar estos ofrecimientos aceptó la propuesta.


Una terrible enfermedad de pleuresía (inflamación de las membranas que cubren el pulmón) la abatió. San Juan Bosco cuando llegó a visitarla decidió responder así cuando la Santa le preguntó si se curaría de esta enfermedad:


«Le voy a contar una parábola. Un día llegó la muerte a una casa de religiosas y le dijo a la portera: “¡Venga conmigo a la eternidad!”. Pero la portera le respondió: “Tengo mucho oficio en la portería y no me puedo alejar de aquí”. Entonces pasó la muerte a la cocina y le dijo a la hermana cocinera: “¡Venga conmigo a la eternidad!”. Pero la hermana cocinera le dijo: “Tengo tanto que cocinar. ¡No puedo acompañarla!”. Y la muerte fue donde la Superiora y le dijo: “Ud. tiene que dar a las demás ejemplo de obediencia. ¡Venga conmigo a la eternidad!”. Y la superiora, para dar ejemplo, se fue a la eternidad con la muerte».


Madre Mazzarello entendió lo que le decía el santo. Y a los 44 años, el 14 de mayo de 1881, después de cantar un himno a la Virgen Santísima, falleció santamente.

domingo, 10 de mayo de 2009

Y SIENDO REINA, TE CORONARON...




María, Reina del Cielo. María, llena de gracia,
María, Madre, venimos a Ti, alienta la fe de tu pueblo.
De niño, fui tantas veces al templo para rezarte.
Tus ojos benditos, clavados en mí, prendieron mis ganas de amarte.

MARÍA, MARÍA AUXILIADORA.
MARÍA, AUXILIADORA.
MARÍA, AUXILIUM CHRISTIANORUM, ORA PRO NOBIS.

Ni el tiempo, ni mis torpezas, ni el miedo, ni las tormentas.
María, tu mano sostuvo mi fe, mi fuerza fue tu presencia.
El pueblo hoy te venera, María, y te corona.
Mi tierra, tan salesiana y con fe, unida hoy Córdoba canta.

María, Madre, auxílianos. María, llévanos a Dios
Hoy te ofrecemos nuestras vidas, Ave María.

miércoles, 6 de mayo de 2009

SÁBADO DE ROMERÍA: EMPEZAMOS A CAMINAR
















TRIDUO MARÍA AUXILIADORA 2009











6 DE MAYO: SANTO DOMINGO SAVIO, ESTUDIANTE (1857)


Domingo significa: El que está consagrado al Señor.


Entre los miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco, el más famoso fue Santo Domingo Savio, joven estudiante que murió cuando apenas le faltaban tres semanas para cumplir sus 15 años.


Nació Domingo Savio en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842.Era el mayor entre cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costuras para sus vecinas.Desde muy pequeñín le agradaba mucho ayudar a la Santa Misa como acólito, y cuando llegaba al templo muy de mañana y se encontraba cerrada la puerta, se quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el sacristán a abrir.


El día anterior a su primera confesión fue donde la mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: "Prefiero morir antes que pecar".


A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco para probar que tan buena memoria tenía le dio un libro y le dijo que se aprendiera un capítulo. Poco tiempo después llegó Domingo Savio y le recitó de memoria todo aquel capítulo. Y fue aceptado. Al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: "Ud. será el sastre. Yo seré el paño. Y haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a Nuestro Señor". Esto se cumplió admirablemente.


Un día le dijo a su santo confesor que cuando iba a bañarse a un pozo en especial, allá escuchaba malas conversaciones. El sacerdote le dijo que no podía volver a bañarse ahí. Domingo obedeció aunque esto le costaba un gran sacrificio, pues hacía mucho calor y en su casa no había baño de ducha. Y San Juan Bosco añade al narrar este hecho: "Si este jovencito hubiera seguido yendo a aquel sitio no habría llegado a ser santo". Pero la obediencia lo salvó.


Cierto día dos compañeros se desafiaron a pelear a pedradas. Domingo Savio trató de apaciguarlos pero no le fue posible. Entonces cuando los dos peleadores estaban listos para lanzarse las primeras piedras, Domingo se colocó en medio de los dos con un crucifijo en las manos y les dijo: "Antes de lanzarse las pedradas digan: <>". Los dos enemigos se dieron la mano, hicieron las paces, y no se realizó la tal pelea. Por muchos años recordaban con admiración este modo de obrar de su amiguito santo.


Cada día Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba como en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, como suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta de que ya habían pasado varias horas. Tanto le emocionaba la visita de Jesucristo en la Santa Hostia.


Por tres años se ganó el Premio de Compañerismo, por votación popular entre todos los 800 alumnos. Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos. El repetía: "Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres".


Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada "Compañía de la Inmaculada" para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado. Y es curioso que de los 18 jóvenes con los cuales dos años después fundó San Juan Bosco la Comunidad Salesiana, 11 eran de la asociación fundada por Domingo Savio.


En un "sueño-visión", supo que Inglaterra iba a dar pronto un gran paso hacia el catolicismo. Y esto sucedió varios años después al convertirse el futuro cardenal Newman y varios grandes hombres ingleses al catolicismo. Otro día supo por inspiración que debajo de una escalera en una casa lejana se estaba muriendo una persona y que necesitaba los últimos sacramentos. El sacerdote fue allá y le ayudó a bien morir.


Al corregir a un joven que decía malas palabras, el otro le dio un bofetón. Domingo se enrojeció y le dijo: "Te podía pegar yo también porque tengo más fuerza que tú. Pero te perdono, con tal de que no vuelvas a decir lo que no conviene decir". El otro se corrigió y en adelante fue su amigo.


Un día hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo ni una verdad, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: "Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Y además a los promotores del desorden sí los podían expulsar si sabían que eran ellos, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como era la primera falta que me castigaban, podía estar seguro de que no me expulsarían". Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil.


La madre de San Juan Bosco, mamá Margarita, le decía un día a su hijo: "Entre tus alumnos tienes muchos que son maravillosamente buenos. Pero ninguno iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie tan alegre y tan piadoso como él, y ninguno tan dispuesto siempre a ayudar a todos y en todo".


San Juan Bosco era el santo de la alegría. Nadie lo veía triste jamás, aunque su salud era muy deficiente y sus problemas enormes. Pero un día los alumnos lo vieron extraordinariamente serio. ¿Qué pasaba? Era que se alejaba de su colegio el más amado y santo de todos sus alumnos: Domingo Savio. Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado y que se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, y que tenía que irse por unas semanas a descansar en su pueblo. Cada mes, en el Retiro Mensual se rezaba un Padrenuestro por aquel que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: "el Padrenuestro de este mes será por mí". Nadie se imaginaba que iba a ser así, y así fue. Cuando Dominguito se despidió de su santo educador que en sólo tres años de bachillerato lo había llevado a tan grande santidad, los alumnos que lo rodeaban comentaban: "Miren, parece que Don Bosco va a llorar". - Casi que se podía repetir aquel día lo que la gente decía de Jesús y un amigo suyo: "¡Mirad, cómo lo amaba!".


Domingo Savio estaba preparado para partir hacia la eternidad. Los médicos y especialistas que San Juan Bosco contrató para que lo examinaran comentaban: "El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios". Y así fue.


El 9 de marzo de 1857, cuando estaba para cumplir los 15 años, y cursaba el grado 8º. De bachillerato, Domingo, después de confesarse y comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sintió que se iba hacia la eternidad. Llamó a su padre a que le rezara oraciones del devocionario junto a su cama (la madre no se sintió con fuerzas de acompañarlo en su agonía y se fue a llorar a una habitación cercana). Y a eso de las 9 de la noche exclamó: "Papá, papá, qué cosas tan hermosas veo" y con una sonrisa angelical expiró dulcemente.A los ocho días su padre sintió en sueños que Domingo se le aparecía para decirle muy contento que se había salvado. Y unos años después se le apareció a San Juan Bosco, rodeado de muchos jóvenes más que están en el cielo. Venía hermosísimo y lleno de alegría. Y le dijo: "Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María. Recomiéndele a todos que le recen mucho y con gran fervor. Y dígales a los jóvenes que los espero en el Paraíso".


DOMINGO: ¡QUEREMOS SER COMO TÚ!