Empieza el día y termínalo con la oración. Ve hacia Dios como un niño pequeño se gira hacia su madre. Si las palabras no te vienen espontáneamente, di por ejemplo: "VEN ESPÍRITU SANTO, GUÍAME, PROTÉGEME, ILUMINA MIS IDEAS A FIN DE QUE PUEDA ORAR". O también, si te diriges a la Virgen María, di: "MARÍA, MADRE DE JESÚS, SÉ AHORA UNA MADRE PARA MÍ, AYÚDAME A ORAR".
Cuando ores, agradece a Dios todos sus dones: puesto que todo le pertenece, todo lo que recibimos es un don que Dios nos hace. Tu alma es un don de Dios. Si eres cristiano, puedes recitar la oración del Señor; si eres cátólico, además del Padrenuestro, tu oración será el Avemaría, el Rosario, el Credo. Si tu familia o tú mismo tenéis alguna particular devoción, orad según vuestras propias tradiciones. Si tienes verdadera confianza en el Señor, en el poder de la oración, podrás seperar tus dudas, tus temores y esta sensación de soledad que tanta gente vive.
BEATA TERESA DE CALCUTA
Fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad (1910-1997)
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