HIMNO DE LAUDES
¿Dónde por tierras extrañas,
Virgen con tanto fervor?
-Donde me lleva el Señor
que yo llevo en mis entrañas.
¿Cómo es posible llevar,
Virgen, al que os lleva a Vos?
-Como el que me lleva es Dios,
que ha querido en Mí encarnar.
-Pues ¿cómo por las montañas
lleváis a tan gran Señor?
-Mas lo lleva el grande amor
que lo trajo a mis entrañas.
-Parece en Vos cosa nueva,
Virgen, ir apresurada.
-Hácelo el ir abrasada
del amor del que me lleva.
-Pues ¿luego a tierras extrañas
os lleva sólo el amor?
-No, que todo es del Señor
que yo llevo en mis entrañas.
-Ya sé que os lleva el doncel;
mas, ¿dónde vais a aportar?
-Voy con Él a visitar
a mi parienta Isabel.
-¡Oh, qué cosas tan extrañas,
que al siervo sirva el Señor!
-Esto y más hace el amor
del que llevo en mis entrañas. Amén.
MEDITACIÓN
LA SANTÍSIMA VIRGEN ES UNA REINA CORONADA
Sabemos que Cristo, el Rey, le preparó a su Madre un trono y puso una corona sobre su cabeza. Ella quiere, debe y tiene que dominar sobre todo el mundo. Ella no es una reina relegada a un rincón cualquiera, sino que es Reina del mundo. Ella mereció la corona y la obtuvo acompañando al Señor a través de toda la obra de la redención, siguendo el duro camino de la redención.
No podemos imaginarnos lo que habría sucedido si Ella no hubiera dado un SÍ en la Anunciación. Incluso estuvo de pie junto a la cruz. Siempre está al lado del Señor como su colaboradora permanente. De esta forma mereción repartir, en dependencia del Señor, todas las gracias desde el cielo. Por eso es Reina por excelencia, Ella es el Reina del cielo y de la tierra.
JOSÉ KENTENICH
Sacerdote alemán, fundador del Movimiento de Schoenstatt (1885-1968)
HIMNO DE VÍSPERAS
Una explosión de luz, de claridad,
una confirmación de profecías,
palabras de David y de Isaías,
brotan de vuestros labios con piedad.
Tú, María, adelantas la verdad
que viene a revelar tu Hijo, el Mesías,
más allá de las mil teologías
que excluyen la indulgencia y la bondad.
Son ecos, resonancias del pasado,
compendiados en Santas Escrituras,
predilecciones del Bienaventurado.
Son memorias del pueblo sojuzgado.
Se van a terminar sus desventuras
cuando el Reino pascual sea instaurado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.