MARÍA AUXILIADORA, PATRONA CANÓNICA DE POZO DEL CAMINO

MARÍA AUXILIADORA, PATRONA CANÓNICA DE POZO DEL CAMINO
¡¡CONÓCELA!! ¡¡ÁMALA!! ¡¡IMÍTALA!!

sábado, 17 de febrero de 2024

SABATINA SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA (17/FEB/2024)

 







HIMNO

Oye mi invocación, Virgen María,
y tiéndeme tu mano protectora.
Vengo a tus pies. ¿A dónde iré, Señora?
¿Dónde he de hallar más grata compañía?

Porque seas mi luz, mi faro y guía,
hoy mi oración tu valimiento implora.
Llegue hasta mi tu fuerza protectora
y acúname en tus brazos, Madre mía.

Entre acordes de mágica armonía
sé mi apoyo, mi excelsa valedora,
halle en tu amor mi más firme sostén.

No me abandones nunca, noche y día,
protégeme hasta el fin.  Te ruego ahora
y en la hora de nuestra muerte.  Amén.










miércoles, 14 de febrero de 2024

MIÉRCOLES DE CENIZA (14/FEB/2024)








MIÉRCOLES DE CENIZA

17.30h.-  REZO DEL SANTO ROSARIO / EJERCICIO DEL VIACRUCIS

18.00h.-  MISA CON BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA



¡¡CONVIÉRTETE Y CREE EN EL EVANGELIO!!







 





domingo, 11 de febrero de 2024

REZAR CON BERNARDITA







Con las palabras de Bernardita 

«Oh Jesús, dadme os ruego el pan de la humildad,
el pan de la obediencia,
el pan de la caridad,
el pan de fuerza para romper mi voluntad y fundirla en la vuestra…
el pan de la paciencia para soportar las penas que mi corazón sufre…
el pan de no ver sino a vos sólo en todo y siempre»

« He esperado en vos, Señor. Sed mi casa de refugio pues vos sois mi fuerza»

« Este me basta… Sólo Jesús por riqueza»


Con las palabras de los peregrinos 


Para poner en tus pasos mis pasos demasiado vacilantes,
por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.

Son para mí un símbolo de buen sentido a la vez que
de espíritu de pobreza y de sencillez.
Sabes bien que, por desgracia, todo esto me falta.
Por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.

Ibas a recoger la leña que se convierte en llama
y reúne a las personas reconfortándolas.
Para que también yo pueda calentar a quienes buscan,
sea sonrisa o palabra o silencio o sostén,
Por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.

Y si son demasiado pequeños, que me hagan humilde.
Que camine sabiendo que soy limitada,
con pasitos, caídas, y « vueltas a levantar ».
Por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.

Para proseguir el camino de confianza de María,
para descubrir el Agua Viva ofrecida a los sedientos,
para acudir al banquete al que Jesús nos invita
para compartir su palabra y su pan,
por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.

Para ir hacia el Padre que me espera y me quiere,
para entrar en la fiesta al final del camino,
después de haber caminado, llevando mis alegrías, mis penas,
pidiéndote que me dieras la mano,
por favor, Bernardita, préstame tus zuecos.


Marie-Louise Pierson

BERNARDITA EN LOURDES (1844-1866)

 












Bernardita Soubirous nació en Lourdes, pequeña ciudad de los Pirineos, el 7 de Enero de 1844 en una familia de molineros que vivían con cierta holgura en los primeros años de la vida de Bernardita.


Poco a poco, los problemas de salud se acumulan en la familia. Empiezan a desaparecer los molinos de agua, es el comienzo de la industrialización. Falta el dinero en el molino. Luisa y Francisco Soubirous se endeudan como tantos otros. En pocos meses se convierten en jornaleros, no teniendo más que la fuerza de sus brazos para prestar a quien les quiera dar un trabajo.


En 1854, con sus cuatro hijos tienen que abandonar el molino de Boly. Cambian varias veces de domicilio, cada vez menos caro y más pequeño hasta ser alojados gratuitamente en un único cuarto sombrío e insalubre de la antigua cárcel de la ciudad, “el Cachot”, «un tugurio infame y sombrío donde ningún ser humano podía vivir» (Procurador imperial Dufour – hablando del Cachot).


Para los Soubirous es una sucesión de miseria: paro, expulsión, sospecha, exclusión, desprecio… Bernardita tiene una salud frágil, sufre del estómago y atacada por una epidemia de cólera le quedará un asma tenaz. Bernardita forma parte de los niños que, en esta época en Francia, no saben ni leer ni escribir porque están obligados a trabajar. Está escolarizada solo por momentos en la clase de las niñas pobres del Hospicio de Lourdes dirigido por las “Hermanas de la Caridad de Nevers”.


El año 1858 fue para ella el tiempo de las apariciones.


El tiempo de las apariciones…


El 11 febrero de 1858, Bernardita Soubirous, de 14 años, sale del Cachot con su hermana y una amiga para ir a buscar leña al borde del Gave, en Massabièlle. Había que calentarse.


Todo empezó con el ruido del viento en los álamos… En el hueco de la roca, Bernardita divisa «una señora de blanco».


«¡Creí engañarme. Me froté los ojos… Volví a mirar y veía siempre a la misma señora!»


«¿Quieres tener la bondad de venir aquí durante quince días?»




La Virgen María viene de este modo a su encuentro 18 veces entre Febrero y Julio.


No le desvela su nombre hasta el 25 de Marzo. Es la 16ª aparición. La mayor parte de los encuentros son sin palabras…,


La 3ª vez, el 18 de Febrero, Bernardita escucha las primeras palabras de la Señora:  «¿Quieres tener la bondad de venir aquí durante quince días?»


En medio de la quincena, el 24 y el 25 de Febrero, Bernardita recibe un mensaje «Ruega por los pecadores», y la Señora le pide «ir a beber a la fuente y lavarse»… Después de haber escarbado la tierra fangosa en el fondo de la Gruta, Bernardita descubre el manantial.


El 2 de Marzo, Bernardita recibe de la Señora una doble misión: 

«Vete a decir a los sacerdotes que se venga aquí en procesión y que se construya una capilla».


« Me miraba como una persona que habla a otra persona »


A través de estos encuentros sorprendentes, Bernardita Soubirous comprende, gracias a María, que Dios se interesa por ella, que se hace cercano de los más pobres, de aquellos a los que el mundo ignora y excluye.


Durante todo ese tiempo, Bernardita no se deja intimidar, ni por los que le interrogan ni por el gentío. Se mantiene sencilla y libre.


«Estoy encargada de decíroslo, no de hacéroslo creer ».


Después, se la acoge en el Hospicio de Lourdes dirigido por las Hermanas de la Caridad de Nevers. Fue para ella el tiempo de reflexión sobre lo que quería hacer de su vida.


Después de las apariciones, el tiempo de la elección

A Bernardita Soubirous se la acoge como interna a cambio de ayuda en el Hospicio de Lourdes dirigido por las Hermanas de la Caridad de Nevers.

Allí pasó 8 años.



Ve vivir a las hermanas en el día a día con los enfermos, los ancianos pobres y con las niñas de familias sin recursos. Ciertamente, las hermanas están cerca de los más pobres, como lo pedía el fundador de la Congregación, Juan-Bautista Delaveyne.


« Quiero a los pobres, me gusta cuidar a los enfermos, me quedaré con las Hermanas de Nevers».


La comunidad acoge a Bernardita, dejándola libre para que encuentre ella misma su camino. Coge tiempo para decidirse: «Me quedo con las hermanas porque no me han forzado», y «quiero a los pobres, me gusta cuidar a los enfermos, me quedaré con las Hermanas de Nevers ».


En 1866 se va a Nevers; en adelante su vida será con las Hermanas de la Caridad de Nevers.




Bernardita en Nevers (1866-1879)


Los primeros días


La noche del 7 de Julio de 1866, con la superiora de Lourdes y otras dos jóvenes, Bernardita Soubirous atraviesa el umbral de la Casa Madre en Nevers, llamada entonces Saint-Gildard.


Nada más entrar puede leer estas palabras «Deus Charitas est», grabadas en la piedra del frontispicio de la Casa. Estas palabras hablan del espíritu de la Congregación desde su fundación.


Al día siguiente de su llegada a Saint Gildard, con su vestimenta pirenaica, Bernardita hace por última vez el relato de las apariciones ante 300 hermanas reunidas para escucharla.


Después de esto, entra en el tiempo de la formación a la vida religiosa.



Su vida cotidiana de Hermana de la Caridad de Nevers


El 30 de octubre de 1867, Bernardita, con otras 44 novicias, hace su primer compromiso en la vida religiosa. Le hubiese gustado ir a una comunidad para cuidar a los enfermos y a los pobres. A causa de su salud, queda en la Casa Madre con el empleo de ayudante de enfermera y el de la oración.


Durante esos 13 años en Saint Gildard, Bernardita será sucesivamente ayudante enfermera, responsable de la enfermería, sacristana y muy a menudo ella misma enferma. Su vida es sencilla, ordinaria. Bernardita tiene un carácter jovial, está disponible a lo que se le pida.



«No viviré un instante de mi vida sin amar»


Pasa largas temporadas en la enfermería. Un tumor en la rodilla y una tuberculosis pulmonar le hace sufrir mucho. Muere el 16 de Abril de 1879 a los 35 años. Fue enterrada en la Capilla Saint Joseph, situada en el jardín.

Será canonizada y declarada santa el 8 de Diciembre de 1933.



FUENTE:  https://www.sainte-bernadette-soubirous-nevers.com







SANTA BERNARDITA SOUBIROUS, VIDENTE DE NTRA. SRA. DE LOURDES (11/FEB)











Desde 1866, fecha de su llegada a Nevers, a la Congregación de las Hermanas de la Caridad, el espíritu de Bernardita Soubirous nunca dejó de habitar estos lugares.


Ellos nos relatan los pequeños y grandes momentos de su historia, su vida al servicio de los demás; protegen su cuerpo intacto, nos revelan sus palabras y sus oraciones, sus alegrías y sufrimientos, y atraen a voluntarios para el servicio del santuario y de los peregrinos.


Sus palabras

Sus escritos y sus palabras…

Bernardita no aprendió a leer y a escribir hasta los 14 años. De sus escritos cuando era hermana de la Caridad de Nevers podemos retener su «carnet de notas íntimas» (1873-1874), algunas notas esparcidas y su correspondencia con su familia.


  • Respecto a sus encuentros con la Señora 


"Me miraba como una persona que habla a otra persona"


"No estoy encargada de hacéroslo creer, estoy encargada de decíroslo"


  • Respecto a su elección de vida


"Me gusta cuidar a los pobres y enfermos, me quedaré con las Hermanas de Nevers"


  • Respecto a su vida cotidiana de hermana de la Caridad de Nevers


"No viviré un instante de mi vida sin amar"


"Tendré siempre la suficiente salud pero nunca el suficiente amor"


"El primer movimiento no nos pertenece, pero el segundo sí que nos pertenece"



  • Sobre su vida interior 


"Sólo Jesús por maestro, Sólo Jesús por riqueza, Sólo Jesús por amigo" 


"Dios habla al corazón sin ningún ruido de palabras"


"Oh Jesús dadme, os ruego, el pan de la humildad…el pan de la Caridad…" 


  • Algunos días antes de su muerte 


"Oh, Jesús mío, ¡cuánto os quiero!"


"Estoy molida como un grano de trigo" 


"No olvidaré a nadie"




Fuente:   https://www.sainte-bernadette-soubirous-nevers

sábado, 10 de febrero de 2024

SABATINA V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, VÍSPERAS DE LA FIESTA DE NTRA. SRA. DE LOURDES (10/FEB/2024)




HIMNO DE LA SABATINA



Dichosa Tú, que, entre todas,
fuiste por Dios sorprendida 
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir, 
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad.  

Amén.





 

viernes, 9 de febrero de 2024

BEATA EUSEBIA PALOMINO YENES (1899-1935)

 











Beata Eusebia Palomino Yenes (1899-1935)


Eusebia Palomino Yenes vio la luz en el crepúsculo del siglo XIX – el 15 de diciembre de 1899 – en Cantalpino, pequeño pueblo de la provincia de Salamanca (España) en una familia tan rica de fe como escasa de medios económicos. Agustín, el padre, que todos recuerdan por su aspecto humilde, hombre de gran bondad y dulzura, trabaja como bracero temporal al servicio de los propietarios terratenientes de los alrededores y su madre Juana Yenes atiende la casa con los cuatro hijos.


Cuando en el invierno el campo reposa y el trabajo falta, el pan escasea. Entonces el padre se ve obligado a pedir ayuda a la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona. Algunas veces lo acompaña la pequeña Eusebia de apenas siete años, que ignorante de lo que cuestan algunas humillaciones, disfruta con aquellas caminatas por los senderos del campo y alegremente corretea y salta junto a su padre que le hace admirar la belleza de la creación, y la luminosidad del paisaje de Castilla dándole algunas catequesis que le encantan. Cuando llegan a los pueblos, sonríe a las personas buenas que lo acogen y pide «un poco de pan por amor de Dios».


El primer encuentro con Jesús Eucaristía a la edad de ocho años da a la niña una sorprendente percepción del significado de pertenecer y de ofrecerse totalmente al Señor como don.


Muy pronto tiene que dejar la escuela para ayudar a la familia y después de haber dado prueba de una madurez precoz en cuidar - aún siendo niña – a niños de algunas familias del pueblo mientras los padres van a trabajar. A los doce años va a Salamanca con su hermana mayor y se pone a servir como niñera.


Los domingos por la tarde va al oratorio festivo de las Hijas de Maria Auxiliadora, allí conoce a las hermanas, que deciden pedirle su colaboración para ayudar a la comunidad. Eusebia acepta con mucho gusto y enseguida se pone manos a la obra: ayuda en la cocina, acarrea la leña, ayuda en la limpieza de la casa, tiende la ropa en el patio grande, va a acompañar al grupo de las estudiantes a la escuela estatal y hace los mandados en la ciudad.


El deseo secreto de Eusebia, de consagrarse por entero al Señor, enciende y nutre cada vez más sus actos y su oración. Dice: «Si cumplo con diligencia mis deberes tendré contenta a la Virgen Maria y podré un día ser su hija en el Instituto». No se atreve a pedirlo, por su pobreza y falta de instrucción, no se cree digna de tal gracia: porque piensa, ¡es una congregación tan grande!.


La Superiora visitadora, con la que ella se confía, la acoge con bondad materna y le asegura: «No te preocupes de nada» y con gusto decide admitirla en nombre de la Madre General.


El 5 de Agosto empieza el Noviciado en preparación a la profesión. Se alternan horas de estudio de oración y de trabajo que constituye la jornada de Eusebia que la hacen plenamente feliz. Después de dos años – 1924 – se consagra totalmente al Señor con los votos religiosos que la vinculan mucho más a él.


Es destinada a la casa de Valverde del Camino una pequeña ciudad que en aquella época cuenta con 9.000 habitantes, está situada al extremo sudoeste de España, en la zona minera de Andalucía en los confines con Portugal. Las niñas del colegio y del oratorio, en el primer encuentro se quedan mas bien desilusionadas, la Hermana nueva tiene un aspectos más bien insignificante, pequeña y pálida, no es bonita, con las manos gruesas y además un nombre feo.


A la mañana siguiente, la pequeña Hermana está ya en su lugar de trabajo: un trabajo variado que la ocupa en la cocina, en la portería, en la ropería, en el cuidado del pequeño huerto y en la asistencia a las niñas del oratorio festivo. Es feliz de “estar en la casa del Señor por todos los días de su vida”. Es esta la situación “real”, por la que se siente honrado su espíritu, que habita las esferas más altas del amor.


Las pequeñas se sienten pronto atraídas por las narraciones de hechos misioneros, vidas de santos, episodios de la devoción mariana, o anécdotas de Don Bosco, que recuerda gracias a una feliz memoria y sabe hacerlas atractivas por su convencimiento y su fe sencilla.


Todo en Sor Eusebia, refleja el amor de Dios y el fuerte deseo de hacerlo amar. Sus jornadas de trabajo son una transparencia continua y lo confirman sus temas predilectos de conversación: el amor de Jesús a todos los hombres que ha salvado con su Pasión. Las Llagas santas de Jesús son el libro que Sor Eusebia lee todos los días y del cual saca apuntes de didascalia a través de un sencillo “rosario” que aconseja a todos, también lo hace a través de las cartas, se hace apóstol de la devoción al Amor misericordioso según las revelaciones de Jesús a la religiosa lituana – hoy santa – Faustyna Kowalska, divulgadas en España por el Padre dominico Juan Arintero.


El otro “polo” de la piedad vivida y de la catequesis de Sor Eusebia es la “verdadera devoción mariana” de San Luis Maria Grignion de Montfort. Esta será el alma y el arma del apostolado de Sor Eusebia durante su breve existencia: los destinatarios serán las niñas, los jóvenes, las madres de familia, los seminaristas los sacerdotes. «Quizá no haya párroco en toda España – se dice en los procesos – que no haya recibido una carta de Sor Eusebia a propósito de la esclavitud mariana»


Cuando, a principio de los años 30, España se está preparando a la revolución por la rabia de los sin-Dios votados para el exterminio de la religión, Sor Eusebia no duda en llevar hasta el extremo aquel principio de “disponibilidad”, pronta literalmente, a despojarse de todo. Se ofrece al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión.


Dios acepta la víctima. En agosto de 1932 un mal improviso es el primer aviso. Después el asma que en diversos momentos ya la había molestado, ahora llega a niveles extremos de intolerancia, se agrava con otros males que van apareciendo y atentan contra su vida.


En este tiempo, visiones de sangre afligen a Sor Eusebia aún más que los dolores físicos. El 4 de octubre de 1934, mientras algunas hermanas rezaban con ella en el lugar del sacrificio, interrumpe y empalidece diciendo: «rezad mucho por Cataluña». Es el principio de la sublevación operaria de Asturias y de la catalana en Barcelona (4-15 octubre 1934) que se llamarán «anticipo revelador». Visión de sangre también para su querida directora Sor Carmen Moreno Benítez, que será fusilada con otra hermana el 6 de septiembre de 1936: actualmente ha sido declarada beata, después del reconocimiento del martirio.


En tanto la enfermedad de Sor Eusebia se agrava: el médico que la asiste admite de no saber definir la enfermedad que, unida al asma le acartona todos los miembros convirtiéndola en un ovillo. Quien la visita siente la fuerza moral y la luz de santidad que irradian aquellos pobres miembros doloridos, dejando absolutamente intacta la lucidez del pensamiento, la delicadeza de los sentimientos y la gentileza del trato. A las hermanas que la asisten les promete: «Daré mis vueltecitas».


En el corazón de la noche entre el 9 y el 10 de febrero de 1935 Sor Eusebia parece dormir serenamente. Durante todo el día los restos mortales adornados con muchísimas flores, son visitados por toda la población de Valverde.


Todos repiten la misma expresión: «Ha muerto una santa»


Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de abril de 2004.


Biografía: Página oficial del Vaticano

Fuente:  aciprensa