martes, 31 de marzo de 2009

1 DE ABRIL: 75 AÑOS DE LA CANONIZACIÓN DE DON BOSCO




El día 1 de abril celebramos el 75 aniversario de la canonización de Don Bosco. Un momento para recordar con alegría y en el que agradecer a Dios la obra maestra de la santidad de nuestro padre, como un fruto maduro del Espíritu.




La celebración no puede pasarnos desapercibida y se enmarca en el contexto de los 150 años de la fundación de la Congregación Salesiana. Lo sabemos bien. Don Bosco, con un grupo de muchachos de la primera hora, funda nuestra familia. Crecieron con él y junto a él descubrieron horizontes nuevos por los que valía la pena apostar la vida entera. Frailes o no frailes aquellos jóvenes decidieron quedarse con Don Bosco porque el pan prometido nunca se agotaba y era repartido a manos llenas a los pobres; el trabajo anunciado era la alegría de la entrega cotidiana y sin reservas; el paraíso, una esperanza cierta que hundía sus raíces en la misericordia y la ternura de Dios.




Si, Miguel, Juan, Francisco, José y tantos otros de aquellos chicos decidieron quedarse en casa, con el padre, con el amigo, con el maestro, con el santo. Su mirada profética les cautivó, su corazón de buen pastor les habló de Dios, sus manos operosas y solidarias les parecían cauces que abrían un mundo nuevo y mejor para todos.




Todos respiraron el mismo aire, vibraron con sus sueños y se sintieron subyugados por su pasión apostólica. Con él afrontaron dificultades increíbles, se entusiasmaron con proyectos que parecían imposibles y se dejaron llevar por una confianza inquebrantable en la acción de Dios que conduce la historia.




Se sintieron contagiados de un optimismo radical, creyeron incondicionalmente en la obra emprendida y adhirieron con todo el corazón a una propuesta de radicalidad evangélica vivida en la esencialidad del día a día.




Junto a Don Bosco sanaron heridas y pasaron por la vida haciendo el bien; vieron milagros y testimoniaron la acción y el poder de Dios que nunca abandona a los que creen en él.




De él aprendieron que la santidad salesiana es ferial; que en la casa de Don Bosco la santidad consiste en estar siempre alegres; que lo importante es hacer extraordinarias las cosas sencillas de cada día y que los jóvenes son el lugar privilegiado del encuentro con Dios.




Los propios jóvenes, testigos privilegiados de la acción del espíritu en la obra salesiana, forjaron la santidad de nuestro padre. Fueron los jóvenes los que hicieron grande a Don Bosco. Lo llevaron en volandas por un emparrado de rosas y espinas. A pesar de que su sotana era demasiado sutil, de ella se colgaron muchos chavales. Con el corazón intacto, perdió la vida en un desvivirse cotidiano de piernas hinchadas, agotamiento y progresiva ceguera. Solo resistió el corazón. Corazón magnánimo. Corazón de buen pastor. Si, Don Bosco fue santo junto a sus jóvenes, a los que siempre esperó en el paraíso.




¡Retornar a Don Bosco, Santo! Para todo salesiano y para los que sienten herederos de su sueño, es una invitación provocadora, apasionante, comprometedora. Es una llamada a vivir con más autenticidad y fidelidad nuestra vocación salesiana. La santidad de nuestro padre nos interpela y hemos de prestar el oído al Espíritu que sopla, hace resonar su voz en nuestra historia y hace nuevas todas las cosas. Es la hora de volver a partir de Don Bosco para hacer nuestro su camino de santidad junto a los jóvenes más pobres.

domingo, 29 de marzo de 2009

LUZ DE LOS PUEBLOS


Al paso del Padre Jesús
por las calles de nuestro pueblo,
tú quieres hacerte presente
en todos los pozocamineros
iluminando las tinieblas de la noche
y rompiendo este silencio;
oyéndose un grito unánime
que se eleve hasta los cielos:
¡Jesús del GRAN PODER!,
ilumina nuestras vidas, tú que eres
LUZ DE LOS PUEBLOS.

LA LEYENDA DEL GRAN PODER













Cuenta la historia, porque más que leyenda es una historia real al tener personajes con nombres y apellidos, que había un hombre en Sevilla, exfutbolista, llamado Juan Araujo, quien siendo una persona feliz al colgar sus botas sufrió un inesperado percance, algo que cambiaría su vida de raíz.

Como decimos la vida de Juan Araujo cambió radicalmente al enfermar su hijo, una grave enfermedad que hacía dificil hallar el remedio por parte de los médicos en los que depositaba su confianza. Este hombre, muy creyente él y confeso devoto del Señor del Gran Poder acudía muchas tardes a San Lorenzo para pedir por la mejoría de su bien más preciado.

Pero la vida le golpeó mucho más fuerte de lo que el lo hizo al balón en sus tiempos de jugador y su hijo no pudo superar la enfermedad, en un ataque de rabia se encaró con el Gran Poder y le dijo algo así como “que sepas que ya no vengo más a verte porque no has querido salvar a mi hijo. Así que si quieres verme, vas a tener que ir tú a mi casa...”

Sepan ustedes que el Señor del Gran Poder es tan grande que no se olvida de ninguno de nosotros, y así fué, pasaron varios años y se celebró Sevilla una Santa Misión (en el año 1965) en la que las imágenes de Semana Santa fueron llevadas a los barrios de cara a promover la devoción. Se conoce que llevaron al Señor de Sevilla en andas hacia el popular barrio de Nervión cuando la noche se abrió en agua. De manera apresurada los hermanos que portaban las andas del Señor buscaron refugio para que la imagen no sufriera ningún daño y vieron la puerta de un garaje... era el garaje de Juan Araujo quien quedó perplejo ante la situación nada más abrir la puerta.

El Gran Poder había cumplido el desafío y como este hombre le pidió fué a su casa a verle, y la emoción le hizo derrumbarse a los pies del Señor que todo lo puede.
ACOMPAÑAMOS A ESTE RELATO FOTOGRAFÍA DEL TRASLADO DE NTRO. PADRE JESÚS DEL GRAN PODER Y MISERICORDIA
DE ISLA CRISTINA A SU CAPILLA.
EN UNA CAPILLA LATERAL DE LA CANASTILLA DE SU PASO PROCESIONAL, PODEMOS VER UNA IMAGEN DE MARÍA AUXILIADORA.

jueves, 26 de marzo de 2009

POSTRADO ANTE LA CRUZ


Postrado ante la cruz en la que has muerto

y a la que yo también te he condenado,

sólo puedo decirte que hoy lo siento,

sólo puedo decirte que hoy te amo.

Y te pido perdón por mis errores,

y te pido perdón por mis pecados.

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.

Yo he cargado de espinas tu cabeza,

cuando he vuelto la espalda a mis hermanos.

Yo he llenado tu cuerpo de tormentos,

cuando a algún semejante he despreciado,

y yo clavo en la cruz tus manos y tus pies,

siempre que a mis amigos defraudo.

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.

Yo he colmado tu faz de sufrimiento,

cuando he visto injusticia, y he callado.

Yo he sembrado tu alma de amargura,

al fingir siempre ser un buen cristiano.

Yo atravieso tu pecho con la lanza,

siempre que espero amor y yo no amo.

Perdóname Señor, hoy me arrepiento,

perdóname mi Dios, crucificado.

miércoles, 25 de marzo de 2009

JORNADA PRO-VIDA EN NUESTRA PARROQUIA CON MOTIVO DEL DÍA DE LA ENCARNACIÓN











25 DE MARZO: ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR


Lc. 1, 30-31, 38
«Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra».




REFLEXIÓN DE JUAN XXIII


Este es el punto más luminoso, el que une el cielo con la tierra, el más grandioso acontecimiento de los siglos.


El Hijo de Dios, Verbo del Padre, por quien todo fue hecho de cuanto se hizo en el orden de la creación, asume la naturaleza humana para convertirse en el Redentor y el Salvador de la humanidad entera.


María Inmaculada, la flor más bella y fragante de la creación, diciendo: «He aquí la esclava del Señor», como respuesta a las palabras del ángel acepta el honor de la divina maternidad que al punto se cumple en ella; y nosotros, como hermanos redimidos de Cristo, nos convertimos todos en hijos de Dios. Oh Sublimidad, oh ternura de este primer misterio.


Nuestro principal y continuo deber es el dar gracias al Señor, que se ha dignado salvarnos haciéndose hombre y nuestro hermano.