viernes, 30 de enero de 2009

TRES ORACIONES A SAN JUAN BOSCO (III)


Oh Don Bosco Santo, cuando estábais en esta tierra no había nadie que acudiendo a vos no fuera, por vos mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora, en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder vuestro gran corazón en amor hacia los necesitados! Ved, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor (pídase la gracia). También vos habéis experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecucinoes, y sabéis qué cosa es sufrir. Ea, pues, Don Bosco Santo, volved hacia mí vuestra bondadosa mirada y obtenedme del Señor cuanto pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, obtenedme alguna gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Así sea.

TRES ORACIONES A SAN JUAN BOSCO (II)


Oh Don Bosco Santo, que con tan gran amor y celo cultivasteis las múltiples formas de acción católica que hoy florecen en la Iglesia, conceded a sus asociaciones el mayor progreso y desarrollo. Redoblad en todos los corazones la devoción a la Santísima Eucaristía y a María Auxiliadora de los Cristianos. Acrecentad en ellos el amor al Papa,el celo por la propagación de la fe, un solícito esmero por la educación de la juventud y grandes entusiasmos para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. Haced que en cada una de las naciones se fomente y arraigue la lucha contra la blasfemia y el mal hablar y contra la prensa impía; haciendo surgir en todas partes nuevos cooperadores para las diversas formas de apostolado recomendadas por el Vicario de Cristo. Infundid en todos los corazones católicos la llama de vuestro celo, para que, viviendo en caridad difusiva, puedan al fin de su vida recoger el fruto de las muchas obras buenas practicadas durante ella.

miércoles, 28 de enero de 2009

TRES ORACIONES A SAN JUAN BOSCO (I)




Oh Padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco, que tanto trabajasteis por la salvación de las almas, sed nuestra guía en buscar el bien de la nuestra y la salvación del prójimo, ayudadnos a vencer las pasiones y el respeto humano, enséñanos a amar a Jesús Sacramentado, a María Santísima Auxiliadora y al Papa, y obtenednos de Dios una santa muerte, para que podamos un día hallarnos juntos en el Cielo. Así sea.

lunes, 26 de enero de 2009

PACTO DE DON BOSCO CON MARÍA AUXILIADORA



Ciertamente que la vida de Don Bosco es una vida conducida por María Auxiliadora.
Entre María Auxiliadora y Don Bosco existe una especie de pacto, María ayuda a la Familia Salesiana y desarrolla sus obras, en tanto que cada miembro de esta familia difunde la devoción a María Auxiliadora, como un servicio eclesial. Dios se sirve de la familia de Don Bosco para propagar más el culto a su Madre en el Pueblo Cristiano

sábado, 24 de enero de 2009

SAN FRANCISCO DE SALES, PATRÓN DE LOS SALESIANOS



Celebramos hoy, día 24 de enero, la fiesta de San Francisco de Sales. Un santo del siglo XVII, obispo de Ginebra, en el que Don Bosco se fijó de una manera especial por su bondad, paciencia y llamada a la alegría serena, vivida en la vida ordinaria. Lo propagó con su palabra y sus abundantes escritos. Es patrono de los periodistas y comunicadores. De San Francisco de Sales tomó Don Bosco el nombre de "salesianos".


Ofrecemos, como pequeño homenaje, algunas frases de San Francisco de Sales para acompañar esta jornada:


"Nos proponemos tantas veces ser ángeles buenos, que se nos olvida sencillamente ser buenas personas".


"Preocupémonos por obrar bien hoy; el mañana vendrá también a llamarse hoy, y entonces pensaremos en él".


"Los grandes propósitos se logran a fuerza de paciencia y holgura de tiempo. Las cosas que crecen en un día, se pierden en otro".


"Si se está apenado, Jesús regocija; si se está tentado, Él ayuda; si se está herido, Él cura".


"Todo por amor, nada por la fuerza".

jueves, 22 de enero de 2009

22 DE ENERO: BEATA LAURA VICUÑA, SALESIANA



LA HIJA QUE OFRECIÓ LA VIDA POR SALVAR A LA MADRE



Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.


Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.


La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.
En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes.


Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: "¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?". La superiora le aconseja: "Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema". Así lo hace.


Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.


Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.


En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.


El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.


Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.


En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las frías aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.


Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".


Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?


"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".


Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.


Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.


Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.


Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.


La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.


Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor.




ORACIÓN

SEÑOR JESÚS: TÚ QUE CONCEDISTE A LAURA VICUÑA LA GRACIA DE OFRECER SU VIDA POR LA SALVACIÓN DE SU PROPIA MADRE, CONCÉDENOS TAMBIÉN A TODOS NOSOTROS LA GRACIA DE OBTENER BUENAS OBRAS, LA CONVERSIÓN Y SALVACIÓN DE MUCHOS PECADORES. AMÉN.